La farmacéutica, Inmaculada Canterla, directora de la clínica Cosmeceutical Center, indica que: “actualmente podemos hablar de la “cosmética moderna”, basada en fórmulas científicas que actúan sobre las necesidades específicas de la piel. Es importante entender que el envejecimiento es un proceso de consumo: del músculo, del hueso, la grasa… Es decir, la piel que se estira nunca se retrae, contando además que se pierde 1.5% de colágeno por año. Pero actualmente, gracias a la investigación que se ha hecho en el campo de la cosmética, podemos prevenir, incluso revertir, el proceso de envejecimiento”.
Mejoras
Esta especialista analiza cómo ha avanzado la cosmética en las últimas décadas y nos expone qué mejoras se han conseguido:
- La cosmética moderna es mucho más científica
- Se han descubierto nuevos ingredientes y activos
- Se han estudiado nuevas formas de liberación de los activos
- Han mejorado el poder de absorción de las fórmulas sobre la piel
- Ofrecen una actividad terapéutica sobre la piel, en función de sus necesidades
Especialización de la cosmética
Uno de los principales retos cosméticos que se ha conseguido en los últimos años es la especialización de la cosmética. Además explica que, “los activos antiaging han revolucionado el sector, siempre que estén correctamente combinados y en las proporciones idóneas:
- AHA + BHAs (Alfahidroxiácidos): Exfolian la piel, eliminando las capas de células muertas. Favorecen la generación de colágeno y tratan el envejecimiento debido a la exposición solar. Probablemente, éstos son unos de los ingredientes más empleados en los cosmecéuticos. De acuerdo con su estructura química se clasifican en alfa-hidroxiácidos y beta-hidroxiácidos. Los primeros promueven la renovación celular del interior al exterior, suavizan la piel disolviendo los desmosomas que unen las células, incrementan la producción de ceramidas que mejoran la barrera protectora. Por si esto fuera poco, reducen la formación de arrugas, manchas e hiperqueratosis.
- Retinoides (derivados de la vitamina A): Son anti-queratinizantes, es decir, inhiben la producción de sebo. Además tienen un poder antinflamatorio e inmuno-modulador. Ayudan al aumento del colágeno y la elastina, además de mejorar las fibras de anclaje y la vascularización dérmica. Hay que diferenciar entre los distintos tipos de retinoides que existen, cada uno con un uso diferente. En dermocosmética, las moléculas que se usan más comúnmente en las formulaciones son: Retinil palmitato, Retinol, Retinal, Ácido Retinoico, Retinil Retinoato. El problema es que el ácido retinoico, como tal, es un ácido que sensibiliza mucho la piel a los efectos de los rayos UV, y puede producir sequedad, descamación, prurito, exantema y/o fragilidad dérmica. De ahí que siempre se suelan utilizar sus precursores a diferentes concentraciones.
- Antioxidantes: Entre los antioxidantes naturales que se encuentran de forma natural en el organismo de los seres vivos destacan la vitamina C (ácido ascórbico), la vitamina E (tocoferoles), el glutatión, la cianamida, el ácido lipoico, la ubiquinona… Y entre los vegetales, el resveratrol, las antocianinas y antocianidinas. Su función principal es la de defender a las células de la acción de los radicales libres y de la oxidación por diferentes medios de la células.
- Despigmentantes: Son los activos que tratan las manchas y la hiperpigmentación de la piel. Suelen ser tratamientos a largo plazo. El tratamiento despigmentante intensivo es personalizado con ingredientes cuidadosamente seleccionados. Los despigmentantes más novedosos son:
– Ácido Kójico. Funciona principalmente como un inhibidor de la tirosinasa, enzima involucrada en la producción de la melanina, causante de la pigmentación de la piel.
– Arbutina. Disminuye la producción de melanina y acelera su eliminación. Actúa mediante la inhibición de la síntesis de melanina.