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Alopecia y nutrición ¿están relacionas?

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¿Qué relación puede existir entre la alopecia y la nutrición? El folículo piloso, como cualquier otra célula del cuerpo, necesita de los nutrientes que le aportamos a través de la ingesta de alimentos, ya que el mantenimiento y la recuperación de los tejidos dependen de los mismos. Por ello, alopecia y nutrición tienen una estrecha relación y una alimentación incorrecta tiene efectos negativos a nivel de la calidad del cabello, de forma que el pelo puede perder su naturalidad, brillo y elasticidad, además de influir negativamente en sus fases de crecimiento”, explica el Dr. Francisco Pilo, de la clínica Hospital Capilar.

De esta forma, las deficiencias nutricionales pueden afectar tanto en la estructura, como en el grosor, el brillo y el crecimiento del cabello observándose una pérdida en la calidad y densidad del mismo, al volverse más fino, encrespado e, incluso, viéndose afectado su ciclo vital. Así, el descenso de ciertos elementos en nuestra dieta como la biotina o el zinc, favorecen la aparición del efluvio telógeno crónico, mientras que la disminución en la ingesta de proteínas o una pérdida repentina de peso provocan un efluvio telógeno agudo, en la que se produce una alteración del ciclo de crecimiento del pelo que lleva a una caída brusca, aunque reversible, del mismo.

Asimismo, los regímenes hipercalóricos producen alteraciones metabólicas que llevan a la aparición de alopecias androgenéticas, ya que, según el doctor Pilo, las dietas hipercalóricas que tienen un exceso de grasas, de azúcares o de alimentos ultraprocesados, producen una miniaturización del folículo piloso y son las más perjudiciales para el cabello. Cualquier dieta pobre en aminoácidos, proteínas o micronutrientes esenciales puede conllevar efectos negativos en nuestro pelo, por lo que se recomienda seguir una alimentación variada y equilibrada, basada en la dieta mediterránea, para evitar que la salud de nuestro cabello se resienta.

El hierro, por su parte, es uno de los pilares fundamentales de nuestra dieta, al ser un mineral asociado a la producción de hemoglobina que, a través de la sangre, transporta el oxígeno al folículo piloso, fortaleciendo la salud del cabello desde la raíz. Por ello, la carencia del mismo en el organismo puede propiciar la aparición de la anemia, afectando directamente a los glóbulos rojos, encargados del aporte de nutrientes a nuestras células, una situación que conduce a un tipo de efluvio que se conoce como alopecia sideropénica o ferropénica, provocada por la disminución del hierro circulante en sangre, que produce un paso de la fase anágena a la telógena de forma intensa, así como por la disminución de las reservas de hierro en las células, que hace que el hierro que se encuentra en los folículos pilosos en crecimiento se destine a atender las necesidades de otros órganos.

Otros nutrientes esenciales, como las vitaminas y los minerales, también desempeñan un papel primordial en el ciclo normal del cabello, fundamentalmente en lo que respecta a la renovación de las células del bulbo folicular, de forma que, la deficiencia de estos elementos en la alimentación, hará que la síntesis de cabellos se altere, promoviendo su fragilidad y generando, en consecuencia, su posterior caída.

Con el fin de prevenir, en la medida de lo posible, la alopecia, se aconseja ingerir alimentos que contengan vitamina C, aumentando el consumo de frutas y verduras ricas en esta vitamina, como es el caso de las naranjas, el limón, el kiwi, las uvas, las fresas, los pimientos o  el brócoli, así como incluir en la dieta a alimentos ricos en la vitamina D, presente en los cereales, la leche o el salmón, o la vitamina B6, que también contribuirá a luchar contra esta caída.