Existe una clara relación entre piel y salud, emociones, la microbiota, además de ciertas patologías. Entender que todo está conectado es crucial para una verdadera belleza y bienestar, aclara la farmacéutica Inmaculada Canterla. Así, seguir una alimentación poco saludable, pocas horas de sueño o fumar, todo ello se refleja en la piel. Ésta puede entonces lucir deshidratada, alterada, granulada, etc. Está demostrado que el estilo de vida deja su huella en la piel, actúa como un indicador visual de nuestra salud interna.
La microbiota
Investigaciones recientes han revelado una conexión notable entre la microbiota intestinal y la apariencia de la piel. Por ejemplo, se ha observado que en pacientes con enfermedades de la piel hay una alteración de la flora intestinal y la barrera intestinal. Si el intestino no funciona correctamente, no puede absorber de manera óptima las vitaminas para la piel, los minerales y los oligoelementos importantes como el zinc. Si además entran sustancias nocivas en el organismo, pueden desencadenarse reacciones alérgicas y la piel reacciona con granos, acné y eczemas.
La microbiota intestinal, una comunidad diversa de microorganismos en nuestro tracto digestivo, desempeña un papel fundamental en la digestión y la absorción de nutrientes. Lo que se ha descubierto recientemente es que también tienen un impacto significativo en la piel.
La relación se debe a la influencia de la microbiota en la inflamación y el sistema inmunológico del cuerpo. Un desequilibrio en el intestino puede desencadenar respuestas inflamatorias que se manifiestan en la piel, causando afecciones como acné, eczema y enrojecimiento. Por ello, un intestino saludable y equilibrado puede contribuir a una piel más clara y radiante.
Así, el cuidado de la piel va más allá de los productos tópicos; implica una dieta equilibrada y el fomento de una microbiota intestinal saludable. Por ello, recomienda la inclusión de alimentos y suplementos probióticos y prebióticos en la dieta, siempre con prescripción profesional, como fórmula para mejorar la salud digestiva y que puede traducirse en una piel más radiante.
Patologías
La piel, como órgano complejo que es, puede actuar como un indicador temprano de problemas de salud subyacentes. Comprender estos signos cutáneos puede ser crucial para el diagnóstico y el tratamiento temprano.
Correlaciones:
– Diabetes: puede causar problemas cutáneos como piel seca, picazón, infecciones y cambios en la pigmentación. La detección temprana de estos síntomas puede llevar a un control más efectivo de la diabetes.
– Enfermedades autoinmunes: como el lupus y la esclerodermia a menudo se manifiestan en la piel en forma de erupciones cutáneas características y endurecimiento de la piel.
– Enfermedades cardiovasculares: la piel puede mostrar signos de mala circulación, como decoloración o úlceras, que pueden ser indicativos de problemas cardíacos.
– Enfermedades hepáticas: problemas hepáticos como la cirrosis pueden causar ictericia, que se manifiesta en la piel y los ojos.
– Cáncer de piel y otros: Por supuesto, es un tema fundamental, pero también hay signos cutáneos de otros cánceres y enfermedades malignas.
Las emociones
La piel puede llegar a actuar como barómetro emocional. Su conexión con el sistema nervioso y la liberación de hormonas hace que las emociones puedan manifestarse en la piel de varias formas.
El estrés es sin duda el principal factor emocional que afecta a la piel, y cuando se trata de estrés crónico puede desencadenar una serie de problemas cutáneos, desde brotes de acné hasta eczemas y psoriasis.
Emociones como la vergüenza, la ira y otras emociones más intensas pueden causar enrojecimiento facial debido a la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que se conoce como eritema emocional.
Algunas personas pueden llegar a desarrollar erupciones en la piel en respuesta a alergias emocionales, como reacciones al estrés o la ansiedad. De hecho, existe una categoría de trastornos conocidos como psicodermatología, donde las emociones juegan un papel central en afecciones cutáneas como el rascado compulsivo o la dermatitis por estrés.