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Conseguir el peso ideal antes de Navidad

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La Dra. Elena Soria, médico nutricionista de Clínica Menorca, explica cómo se pueden perder esos kilos que dificultan un buen estado de salud y recuperar el peso ideal para estas Navidades.

Peso ideal con una alimentación variada

Para perder esos molestos dos kilos que pueden sobran y volver al peso ideal, es fundamental seguir una alimentación variada y respetar unas normas higiénico dietéticas (realizar ejercicio, tener un hábito intestinal correcto…) Y, para ello, hay que respetar todos los grupos de nutrientes necesarios para el organismo: todas las clases de vitaminas y minerales, proteínas, los imprescindibles aminoácidos esenciales que no los puede sintetizar (combinación de cereales y arroz integrales o legumbres con semillas), grasas (el balance de ácidos grasos debe ser el correcto) e hidratos de carbono.

Proteínas: carnes, pescados, huevos y lácteos. Dos raciones diarias. Alternar los pescados azules con los blancos (cada ración entre 125 y 150 g lo que equivale a un filete normal). Mejor aves que carne roja, y siempre bien hecha, pero no frita, es preferible la preparación asada o a la plancha. La ración en carnes magras, aves y huevos de 125 g (equivale a un filete pequeño, o un cuarto de pollo o conejo y uno o dos huevos). Tener en cuenta que el pescado azul es fuente importante de omega 3 y la carne de hierro. La carne, el pescado y los huevos hay que repartirlos entre las comidas y las cenas (importante no olvidar que por la noche hay que ingerir siempre proteína). Se puede tomar como acompañamiento legumbre, pasta, arroz y patata sustituyendo al pan. Si dichos alimentos se toman como plato fuerte en la comida, tampoco ha de comerse pan.

Grasas: evitar la grasa animal, los embutidos grasos y lácteos enteros (aumentan el colesterol). Tomar aceites vegetales y aceite de oliva virgen extra en crudo (frito pierde propiedades). Evitar fritos y rebozados.

Vitaminas y minerales: se recomiendan de 3 a 4 frutas al día (mejor tomarlas en el desayuno, tentempié de la mañana y en la merienda). La verdura tiene que estar presente en todas las comidas y cenas, si es en crudo (ensaladas) mejor tomarlas en la comida porque se digieren peor y siempre cocinarlas por la noche.

Beber mucho líquido entre comidas

Hablando siempre de personas adultas sanas, la ingesta de agua al día (incluyendo las infusiones) debe ser entre 1,5 litros y 2 litros (cada vaso equivale a ¼ de litro, mínimo 6 vasos diarios). Si se realizan actividades en las que existe alta sudoración o en temperaturas elevadas (trabajo en hornos, metalurgias…), debe incrementarse el aporte de agua de forma proporcional. En dichos casos también es importante reponer las sales minerales (sodio, calcio, cloro, potasio, magnesio y bicarbonato), pues son importantes en muchas funciones del organismo.

Hidratos de carbono sólo en el desayuno y en la comida

Es importante adecuar el horario y el tipo de alimentación a cada persona. Los hidratos de carbono son energéticos, por lo que es mejor ingerirlos unas horas antes de realizar el ejercicio más intenso del día. El desayuno tiene que contener hidratos de carbono (pan o cereales integrales) para disponer de la energía necesaria durante la mañana, acompañados de proteína en forma de lácteo y/o huevo para los procesos de reparación y para sentirnos saciados. La primera pieza de fruta del día podría tomarse en el desayuno o a media mañana, con ella queremos aportar principalmente vitaminas y fibra.

Por la noche, la ingesta de proteínas, hidratos y grasas debe ser menor porque en las siguientes horas no vamos a realizar actividad física importante y porque ya hemos tenido que aportar la mayoría de ellos durante el día.

Repartir los nutrientes entre cuatro y seis ingestas diarias 

La cantidad de alimento y su reparto en el día es distinta para cada persona dependiendo de la actividad que realice. El menú de un día puede ser utilizado por varias personas, siempre y cuando sean de la misma tipología y tengan la misma actividad.

En la actualidad, una de las dietas considerada saludable es aquella en la que aportamos 40% de grasas (más de insaturadas), 40% de hidratos de carbono y 30 % de proteínas. Este reparto se respeta en cada ingesta, siendo la mayor proporción tomada en el desayuno y comida, seguidamente en la cena y en menor cantidad en los tentempiés de media mañana y media tarde. Si hablamos de calorías, el reparto sería el siguiente:

– Desayuno: 30%

– Media mañana: 10%

– Comida: 30-35%

– Merienda: 10%

– Cena: 20%

El número de ingestas recomendado es entre cuatro y seis, dejando un espacio entre ingestas de 2,5 a 4 horas. Con ello ese estará saciados todo el día, para no ir a una comida con sensación de hambre y distribuir correctamente los nutrientes para el requerimiento de cada uno.