Inicio Opinión El paciente e...

El paciente enfermo en Medicina Estética

Compartir

La Medicina Estética ha superado muchos tabúes y prejuicios en las últimas dos décadas. Cada vez hay más gente que ve completamente natural hacerse “algunos retoques” periódicamente, y lo que antes parecía reservado para famosos o personajes de alta sociedad, se ha democratizado y está experimentando un gran crecimiento en todos los estratos sociales.

Siempre hemos definido la Medicina Estética como una rama de la “medicina del bienestar”. Es decir, nuestros pacientes habitualmente no son enfermos que necesitan curar una enfermedad, sino personas sanas que buscan mejorar su calidad de vida y su aspecto físico. Sin embargo, como resultado de la “democratización” que mencionaba anteriormente, cada vez tenemos en nuestras consultas más pacientes que padecen algunas enfermedades crónicas, sobre todo autoinmunes y oncológicas.

¿Podemos aplicar tratamientos médico estéticos a este tipo de pacientes? ¿Qué tipo de tratamientos son seguros? ¡E incluso surgen dudas éticas sobre si los pacientes con enfermedades crónicas deberían preocuparse por su aspecto físico! Yo creo que sí. La Medicina Estética tiene la función de mejorar la calidad de vida de cualquier persona, siempre que respetemos el primer principio de la Bioética: “primum non nocere”. Es decir, debemos buscar siempre la opción más segura para nuestros pacientes.

Medicina Estética y enfermedades autoinmunes

Las enfermedades autoinmunes son aquéllas en las que nuestro sistema inmunitario ataca a las células o tejidos de nuestro propio organismo. Existen más de 80 tipos de estas enfermedades, por lo que en muchas de ellas no hay experiencia en cuanto a su manejo con los tratamientos estéticos.

La enfermedad de Hashimoto es extraordinariamente frecuente en mujeres de 30-50 años (hasta el 15%, según algunos estudios). Produce un hipotiroidismo que se maneja fácilmente con tratamiento sustitutivo (levotiroxina) y la mayoría de las pacientes que padecen este hipotiroidismo suelen estar en fase estable. Hay mucha experiencia de tratamientos estéticos en mujeres con esta afección y se considera que no interfiere en los resultados ni en la aparición de efectos adversos.

Otra enfermedad autoinmune frecuente es la artritis reumatoide. En estos casos, debemos contraindicar los tratamientos con inyectables en pacientes de evolución tórpida y valorar los riesgos en el resto de pacientes. Tendremos que asegurarnos de que la enfermedad está controlada y el paciente no tiene un brote activo.

También debemos evitar los inyectables en pacientes con dermatomiositis, esclerodermia y enfermedad mixta del tejido conectivo. Las infiltraciones de ácido hialurónico sí pueden causar efectos adversos en estos pacientes, o incluso desencadenar un síndrome ASIA (Autoinmune Syndrome Induced by Adjuvants).

Medicina Estética y Oncología

La integración de los cuidados de Medicina Estética en los tratamientos oncológicos es una realidad desde hace pocos años, hasta el punto de que se trata de un campo de investigación muy amplio entre los profesionales de la Medicina Estética.

Estamos convencidos de que los cuidados estéticos potencian la eficacia terapéutica en el cáncer, como parte de un todo, ocasionando menos molestias en el paciente y logrando restaurar su salud de forma integral. Hemos descubierto el “poder terapéutico de la imagen corporal”.

Lógicamente, en el momento del diagnóstico de un cáncer, el paciente está más preocupado por su supervivencia y por buscar la opción de tratamiento más eficaz, independientemente de los efectos secundarios que pueda tener y su repercusión estética. Pero una vez está superando su enfermedad, entra en una fase de aceptación y se da cuenta de que puede seguir cuidando su calidad de vida.

Uno de los tratamientos que más satisfacciones me ha brindado es la aplicación de plasma rico en plaquetas (PRP) en pacientes con alopecia post-quimioterapia. Con esta técnica (aplicando 4 sesiones de multipunción en el cuero cabelludo, con un intervalo de 15 días entre sesiones), conseguimos un rápido crecimiento del cabello y mejoramos sensiblemente su percepción de la imagen corporal.

Por otro lado, el ácido hialurónico tipo skinbooster es muy eficaz para mejorar la calidad de piel del paciente, que suele notar cómo su piel sufre un deterioro progresivo con los tratamientos oncológicos que ha recibido.

El tercer tratamiento médico-estético más frecuente en pacientes con cáncer es la toxina botulínica. A veces, son pacientes que ya conocían el procedimiento antes de pasar por su enfermedad, pero otras veces podemos proponerlo como una herramienta para mejorar y rejuvenecer su mirada. Sabemos que el tratamiento con toxina ha demostrado eficacia como antidepresivo, y se puede convertir en una excelente herramienta para mejorar la calidad de vida.