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Cómo proteger la piel del frío

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Según explica el Dr. Gabriel Serrano, dermatólogo y fundador de Sesderma, “la piel es nuestro mayor órgano, el único que está expuesto a las agresiones del entorno y, sin embargo, no lo cuidamos como debemos. Es muy fácil leer los mensajes de la piel. Nuestra piel nos habla y nos dice cuál es su estado. Hay que escucharla para conocer cuáles son sus necesidades”.

“Hay distintos factores externos que alteran las características y funciones de la piel”, continúa diciendo el experto, “la temperatura es una de ellas. Si bien tendemos a cuidarla habitualmente en verano, somos más perezosos en las épocas de frío, sin tener en cuenta que el grado de humedad es fundamental para nuestra piel. En un ambiente seco, propio del invierno, aumentará la sequedad y la función barrera de la piel también se verá afectada, facilitando afecciones cutáneas como los eccemas, la dermatitis atópica, rosácea, xerosis, etc. La piel es muy sensible a cambios de temperatura. Con el frío nuestros vasos sanguíneos se reducen y con el calor se expanden, lo que provoca cambios en nuestra piel como pérdida de brillo, palidez e incluso puede dañar los capilares formando arañas vasculares.

El doctor aconseja:

Manos: Las extremidades son los puntos donde encontramos menor riego sanguíneo en épocas de frío. El organismo prioriza e intenta mantener el calor en los órganos vitales. A su vez, las manos carecen de glándulas sebáceas y esto va a disminuir la función barrera de nuestra piel. Por ello se descaman y resecan con facilidad. Es importante utilizar activos con alto contenido en lípidos para esta zona. También se recomienda el uso de guantes para evitar los cambios bruscos de temperatura y la rotura de los capilares.

– Labios: La piel de los labios al ser muy fina sufre mucho con los cambios de temperatura. Se queman, se resecan y se agrietan. Cuando esto ocurra tenemos que evitar chuparnos los labios, ya que sólo empeorará la situación. Para evitarlo se recomienda el uso de labiales hidratantes con protector solar.

Nariz, pómulos y barbilla: Los cambios de temperatura generan cambios en nuestros vasos sanguíneos. En personas con piel sensible va a acentuar las rojeces y la sequedad. Por ello en estas zonas se recomienda el uso de productos con activos calmantes y descongestivos como el aloe vera o la avena. También es una época perfecta para utilizar mascarillas como exfoliantes para eliminar células muertas o hidratantes que refuerzan nuestra barrera.

Corporal: En verano tendemos a cuidar más nuestra piel, ya que está expuesta directamente a los factores ambientales. En invierno es importante elegir productos formulados con activos nutritivos, humectantes y emolientes.

Pieles sensibles: En esta época las pieles sensibles sufren más, la barrera hidrolipídica disminuye y nuestra piel está más expuesta a los agentes externos pudiendo llegar a provocar mayor irritación y descamación. Por ello es importante una buena hidratación con productos específicamente formulados para este tipo de pieles, con activos calmantes, antiinflamatorios e hipoalergénicos.