El vicepresidente de la Asociación Española de Cirugía Estética y Plástica, el Dr. José María Picó, indica que, “es muy importante saber que la mastectomía sólo se aplica en situaciones de verdadero riesgo, que es un intervención no exenta de complicaciones y con unos resultados estéticos a veces decepcionantes“. Sólo, insiste, se lleva a cabo la intervención en casos de verdadera gravedad y la paciente asume entonces los posibles efectos secundarios o los pobres resultados estéticos.
También será el equipo multidisciplinar antes mencionado el que tome la decisión de eliminar toda la mama o dejar piel y pezón. El primer procedimiento es la mastectomía radical, mientras que el segundo, relativamente novedoso, según Picó, ofrece unos resultados estéticos mejores y un mayor grado de satisfacción para la paciente.
Inmediata o en diferido
La reconstrucción del pecho o los pechos extirpados puede realizarse de manera inmediata, en la misma operación en la que se ha extirpado la glándula mamaria, o en diferido, es decir, en un segundo paso por el quirófano, según explican desde AECEP. La primera posibilidad, la de realizar todo el procedimiento de extirpación y reconstrucción de manera inmediata es para el cirujano “un gran avance en la mejora de la situación psicológica de la paciente; al paliar la sensación de pérdida por la amputación, el duelo por el miembro perdido mejora“.
A nivel profesional, el cirujano admite también que se recortan los tiempos y, por lo tanto, el número de intervenciones y el gasto hospitalario, aunque, a la vez, se lamenta de que no existen suficientes cirujanos plásticos en la Seguridad Social como para garantizar la reconstrucción inmediata a todas las pacientes: ”se siguen haciendo muchas reconstrucciones diferidas por la imposibilidad de contar del especialista adecuado en el momento de la mastectomía y en algunos casos realiza la reconstrucción inmediata un cirujano que no tiene el arsenal de opciones terapéuticas que podría tener un cirujano plástico”.
Prótesis de mama o grasa autóloga
En este arsenal se encuentran las tradicionales prótesis de mama y el empleo de la grasa autóloga. Lo que determinará el empleo de uno u otro serán el historial de la paciente y, sobre todo, la necesidad de someterse a radioterapia tras la operación, lo que “complica el uso de los implantes”.
Las prótesis, recuerda José María Picó desde la vicepresidencia de la Asociación Española de Cirugía Plástica y Estética, no dificultan el diagnóstico de cáncer de mama. En cuanto a la posibilidad de aumentarse el pecho con ellas en casos de riesgo por posible herencia genética, el doctor aconseja un estudio riguroso de la paciente, el abordaje por el surco inframamario y la colocación submuscular de los implantes.