El Dr. Sergio García Collado es médico estético, director de la Clínica Idella de Valladolid.
La pandemia sufrida tendrá diversas repercusiones e indudablemente la más importante será económica: “aunque ya son muchos años dedicándome a la Medicina Estética, nuestra clínica apenas tiene año y medio y, como este virus se propaga tan rápidamente y con tanta letalidad, se cerró antes de decretar el Estado de Alerta. Esto supone un varapalo importantísimo por todo el cariño, el esfuerzo invertidos e indiscutiblemente, las pérdidas económicas serán enormes ya que se siguen generando gastos y hay que seguir pagándolos puntualmente (alquiler, impuestos, leasing o renting de la aparatología)”.
También habrá repercusiones en los cambios sociales y de conducta, “con este virus nuestro comportamiento deberá cambiar. Como mediterráneos que somos la cercanía es nuestra característica: nos tocamos, besamos y eso tendrá que cambiar”.
Iniciativas para la vuelta a la normalidad
A pesar de que los centros permanecen cerrados (solo se abre en caso de urgencias), se intenta continuar la relación con los pacientes a través del contacto on line o telefónico. “Cuando nuestra clínica que vuelva a abrir, y desgraciadamente no todas podrán, lo haremos, primero, con la mayor de nuestras sonrisas y dando facilidades a mis pacientes porque con esta crisis habrá gente que económicamente saldrá muy mal.
Otra forma de acercamiento y estar en contacto en los tiempos de confinamiento ha sido a través de mi cuenta en Instagram con “Cata y tapa”. Todos los jueves un chef de la zona nos elabora una tapa saludable, acompañada con un vino de una bodega de nuestra tierra (otro sector que lo está pasando muy mal).
Además, tengo varios proyectos solidarios: recogida de material escolar con vistas al próximo mes de septiembre y la vuelta al colegio; otro para octubre, mes del cáncer en España y con vistas al invierno, compra de regalos para niños desfavorecidos en las próximas Navidades”.
Frente a la enfermedad
“Lo primero es que soy y me siento médico. Me formé en Estados Unidos, también en Santo Domingo y colaboré en la catástrofe de Haití. Ahora las circunstancias nos han llevado a vivir una emergencia como esta. Al terminar la carrera me especialicé en Medicina Familiar y Comunitaria, empecé en las Urgencias del Hospital Recoletas Campo Grande, de ahí pasé a la Gerencia del hospital, fui director médico y responsable de este Servicio. El hecho de cambiar ahora el “modus operandi” habitual ha significado hacer una pausa en la Medicina Estética, más aún cuando debido al estado de alarma, no sabemos cuándo volveremos a incorporarnos a ella.
Este es un hospital que, dentro de las características de esta ciudad mediana, solía atender alrededor de cien pacientes diarios, desde el inicio de la pandemia y desde que la sanidad pública se hizo cargo de toda la red de hospitales privados, vio drásticamente disminuida su actividad al 60-70%, ya que el nuestro se declaró como un “hospital limpio”, aunque las Urgencia sigan funcionado y se siguen viendo pacientes con COVID, se reenvían a la red sanitaria pública y desde allí se los atiende, no por falta de material (respiradores), sino por la firma del protocolo del intercambio puntual y diario de pacientes con la Seguridad Social. Aquí se operan una media de 15 a 20 pacientes de la sanidad pública con otras patologías.
Como vocal de Medicina Privada en la provincia de Valladolid, defiendo que no puede existir la sanidad pública sin la privada, es una ayuda conjunta y un respiro para los profesionales que trabajan en la Seguridad Social. Los médicos hemos nacido para esto, nos encanta nuestro trabajo y en situaciones como esta nadie se ha quedado fuera o ha mirado para otro lado”.