La dieta puede ser un auténtico caballo de batalla para muchos. El cálculo ponderal, las medidas o el recuento de calorías no son parámetros suficientes para establecer una dieta que funcione. Gracias a la genética, hoy podemos determinar los alimentos y el estilo de vida más eficientes para conseguirlo, ya que no todos los individuos responden a la eliminación de hidratos, ni el ejercicio es una fórmula universal para bajar de peso, indica Cristina Rodríguez Alconada, nutricionista de Instituto Médico Láser (IML).
Genética y epigenética
Constituyen el tercer parámetro a tener en cuenta además de la microbiota y el tejido adiposo, a la hora de abordar una dieta que funcione. Según datos estadísticos, la herencia genética supone el 70% del riesgo a padecer algún tipo de sobrepeso. Por eso, una estrategia basada en la epigenética y en un test genético personalizado es de 2 a 3 veces más efectiva para bajar el peso y modular la expresión de los genes que determinan su desarrollo.
No solo calorías
El metabolismo del cuerpo humano comprende un conjunto de reacciones químicas tan complejas, que no podemos reducirlo a un recuento de calorías ingeridas y calorías eliminadas. En todo este proceso no solo hay que tener en cuenta las funciones de cada macronutriente dentro del organismo, sino su efecto sobre:
– La microbiota intestinal: Es el conjunto de microorganismos residentes en el tracto digestivo. El 90% de los 100 billones que la componen, posee dos familias de bacterias cuyo desequilibrio puede determinar la predisposición a la obesidad. Es el cociente entre las bacterias Firmicutes y las Bacteroidetes, cuya balanza a favor de las primeras implica mayor riesgo de subir peso. No por pequeño es menos importante el 10% de la microbiota restante. La Akkermansia Muciniphila de la familia Verrucomicrobia por ejemplo, puede cumplir un papel clave en la fisiopatología de la obesidad, la diabetes tipo 2 y la inflamación metabólica.
– La metabolización en el tejido adiposo: Considerado una reserva energética hasta ahora, tiene sin embargo una gran importancia en la forma que los alimentos se metabolizan. Hoy está considerado un complejo órgano endocrino, cuyo exceso produce sustancias proinflamatorias con posibles problemas para la salud (diabetes tipo II) y riesgo de inflamación crónica silenciosa. Algunas de estas adipocinas, que es como se llaman, cumplen un papel importante en el desarrollo de la obesidad.
Tratamiento personalizado
En función de los resultados arrojados por el test genético que se realiza al paciente se recomienda un tratamiento personalizado que se realiza a partir de una muestra de sangre que analiza 175 variantes genéticas implicadas en el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, los altos niveles de colesterol y otros factores de riesgo como el cardiovascular.
La analítica Nutri in Code permite analizar:
– La tendencia a la obesidad abdominal (17 variantes genéticas)
– La tendencia a desarrollar diabetes tipo 2 (18 variantes genéticas)
– La tendencia a la hipertensión arterial (23 variantes genéticas)
– La tendencia a niveles altos o bajos de colesterol HDL (37 variantes genéticas) y colesterol LDL (34 variantes genéticas)
– La tendencia a niveles altos o bajos de triglicéridos o grasas (24 variables genéticas)
– La tendencia a problemas con el apetito (3 variantes genéticas)
– El rendimiento del ejercicio físico para bajar de peso (4 variantes genéticas)
– El grado de respuesta a la dieta hipocalórica (7 variantes genéticas)
– El gasto calórico basal (7 variantes genéticas)
Una vez analizadas las variantes genéticas para cada factor, se establecen unas recomendaciones de nutrición y estilo de vida.