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Cuidarnos para cuidar

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Seguro que todos conocemos las matrioskas rusas, esas muñecas coloristas de madera, generalmente rojas, que se encajan unas dentro de otras y van reduciendo su tamaño conservando siempre la misma identidad.

En los últimos tiempos, cuando oigo hablar de la Medicina y Cirugía Estética, no sé bien por qué, pero siempre pienso en estas muñecas; un mismo prisma con múltiples caras y que siempre conecta con otro que está íntimamente unido en su interior.

Sabemos que todas las especialidades de la Medicina para la Belleza están teniendo una fuerte expansión y así lo confirman las cifras aportadas por las asociaciones profesionales que las representan. A nadie se le escapa la importancia de la apariencia en nuestra sociedad. Admirable es el trabajo del Grupo de Expertos en Medicina Estética Oncológica (GEMEON), del que ya hemos hablado en varias ocasiones y con quienes compartimos la idea del “poder curativo de la imagen”.

Pero, por otra parte, están esas personas que se obsesionan con ello, no tienen suficiente y nunca les gusta la imagen que ven en el espejo y, para ello, evidentemente, no ayudan las redes sociales con sus filtros y algunas de sus aplicaciones.

También, y seguimos abriendo muñecas dentro del apartado negativo, nos encontramos con el intrusismo médico movido solamente por el lucro económico y ese tipo de paciente que es capaz de poner su salud en manos de estafadores. ¿Por qué un país con un admirable sistema de salud pública es capaz de dejar proliferar “chiringuitos privados” que pueden poner en peligro la vida de las personas? ¿Por qué teniendo una admirable cadena de custodia para los fármacos, hay quiénes para sus tratamientos de medicina estética, son capaces de utilizar productos que no se sabe de dónde vienen ni de qué manera o cómo se transportan?

La SEME, en su última comunicación, indicó que, aunque la tendencia a denunciar estos actos delictivos va en aumento, existe poca predisposición por parte del paciente, y son los médicos quienes lo hacen.

Es necesario que entendamos la salud como un todo dentro del que se encuentra el estado de bienestar, visto desde todos sus prismas, y en el que la persona realiza sus capacidades y ejercita sus derechos para su defensa y poder hacer frente a las circunstancias de su vida.

Algunas de las leyendas más seductoras que rodean a las matrioskas rusas, dicen que su posesión conlleva la buena suerte porque son elementos de energía positiva, así como de fraternidad y el auto reconocimiento, el mismo que, ahora mismo, tiene la Medicina y la Cirugía Estética y que unos cuantos irresponsables no deben empañar.