Hace unos días recibí una invitación, vía redes sociales, que me produjo alegría y vértigo a partes iguales: había programada una quedada de antiguos alumnos del colegio. Después de tanto tiempo, ¿qué y a quiénes me encontraría? Por mi parte, hice todo lo posible para llevar mi mejor versión.
Ya de camino, me puse a calcular los años que hacía que no nos veíamos y como la cifra me pareció disparatada, preferí concentrarme en la nueva cartelería de las estaciones del metro.
Cuando llegué, una mujer con hechuras de “madonna” de Botero, colapsaba la puerta, yo esperé, ella me mira y grita:
– Pero ¿no me conoces? ¡Soy Noe!
– ¡Ahhh, no me digas! Te veo… ¿cambiada? (¿qué ha sido de mi compañera de piernas interminables, que en gimnasia se doblaba como un junco?)
– No me hagas reír que se me escapa el pipí.
– ¿¿?? ¡Ay!
Andando las dos por un pasillo y salpicando nuestra historia actual con los recuerdos vividos entre esas paredes, un crio correntón nos empuja, a ella se le cae el bolso y me dice con una sonrisilla pícara:
– Agáchate tú porque yo no puedo, la faja no me deja. Ya sabes… para presumir hay que sufrir. – Chica, no lo hubiese imaginado.
Ya en el salón, rodeados de otros compañeros, alguien sacó fotos antiguas y allí aparecieron los integrantes del equipo de rugbi, el primero que se formó en el colegio, y en medio de todos, su capitán: Sergio, que con sus hombreras tenía revolucionadas todas las hormonas femeninas. Alguien toca mi hombro, al volverme mis ojos casi se desorbitan y mi mandíbula se descuelga: (pero, ¿qué hace aquí Santa Claus vestido de paisano, si todavía no ha llegado la Navidad?)
– Gemita, ¿qué pasa, no me dices nada?
– Hola, ¿qué tal el rugbi?
– Jau, jau, jau. ¡Cambié el balón por una jarra de cerveza!
Hoy, cuando todavía no he llegado a digerir el atracón de emociones escolares, ojeando la prensa me encuentro las fotos de Tom Cruise, Linda Evangelista y algún que otro famoso patrio que se han hecho trending topic, ¿en serio, estos tipos con cabeza de zepelín son mis ídolos de adolescente por los que soñaba, suspiraba y a quiénes me quería parecer? Creo que por hoy es suficiente, voy a coger mi bolsa de gimnasio, me haré un buen rato de elíptica y bicicleta, que no se me olvide antes de acostarme ponerme la cremita que me recomendó la doctora y la próxima vez que la vea le comentaré ese par de cositas que ya noto, teniendo siempre muy presente que el tiempo pasa inexorablemente para todos.