Valencia será el lugar de encuentro de la “reunión diferente” de los dermatólogos de clínicas privadas. La XIV edición de Dermus se llevará a cabo entre los días 5 y 7 de mayo con un sentido práctico y cercano, aportando ideas fundamentales para poner en práctica y mejorar su actividad profesional. El Dr. Juan Peris, uno de sus coordinadores, habla para bellezaMÉDICA sobre sus contenidos e inquietudes.
Cuando ya nos encontramos en plena etapa postpandémica, ¿cuál es la situación actual de la clínica dermatológica privada?
En la pandemia mucha patología dermatológica clínica no se pudo atender debidamente en los hospitales públicos y, los dermatólogos privados, tuvimos que multiplicar nuestra atención hacia estos pacientes. Este “sobretrabajo” aún continúa y seguimos esforzándonos en cumplir con todos ellos en la medida de sus necesidades.
¿Para esta ocasión qué temas destacaría y qué es lo que los asistentes se encontrarán de “diferente” y nuevo?
La estructura de muchas mesas tendrá un espacio más extenso para las preguntas y discusión con el público asistente.
Además, encontraremos aspectos prácticos para la gestión del día a día, como los consumibles, el precio de coste de los tratamientos, la selección de equipos y técnicas, también la selección de los pacientes más adecuados, etc…, en resumen, hacia dónde puede ir la consulta. Y tengo que destacar que hay una mesa dedicada íntegramente a Tricología, con la suerte de poder contar con los especialistas más representativos de nuestro país para tratar uno de los problemas que se dan con más frecuencia en nuestras consultas.
La Dermatología ha sido y es la especialidad más demandada en la elección de los residentes MIR ¿qué influencia tiene la clínica privada en ello y qué les ofrece a estos nuevos especialistas?
Es un honor y un gran privilegio ser parte de la especialidad más demanda en la prueba MIR, pero tenemos otra cara de la moneda al no cubrir la Sanidad Pública gran parte de los tratamientos y la mayor parte de los problemas capilares. No incluir los relacionados con la estética hace que nos encontremos con que es una especialidad en las que salen muchas menos plazas de las necesarias. Para atender esta demanda social muchos inician la vía de la consulta privada y al no poder cubrirla, pasamos a ser la especialidad con más intrusismo de la medicina.
A tenor de la actualidad, ¿cuál es el área que más está creciendo, quizás la Tricología?
La Tricología cada vez es más importante y científica y los tratamientos antienvejecimiento, muchos de ellos realizados con tecnología láser, son fundamentales para tener una piel en condiciones y alcanzar una mayor esperanza de vida. Por supuesto, la estética por sí misma y como parte de cada tratamiento que estamos realizando, cada vez conlleva más relevancia y es más exigente.
¿Cuál es la importancia de la formación continuada y cómo el profesional debe ir actualizando sus conocimientos?
Como médicos, tenemos asumido que la formación continuada es para siempre y, para los especialistas dedicados a la última tecnología, debemos asistir a congresos muy específicos como los organizados por Dermus, el GEDET, los del Grupo de Tricología y otros con temática monográfica, que para nosotros son esenciales. Gracias a los grupos de trabajo tenemos chats en plataformas, como WhatsApp o Telegram, en las que profesionales de un perfil similar exponemos los casos más interesantes y todo tipo de dudas, para que opinen los profesionales más actualizados que conocemos.
¿Qué le queda a la Dermatología privada para llegar a su máxima cota y por dónde se vislumbra el futuro?
Primero, sería deseable intentar eliminar, en todo lo posible, el exceso de burocracia y las excesivas normas de control para cumplir con las numerosas obligaciones legales que no son imprescindibles. Todo esto nos conduce a apoyarnos en asesores externos (gestorías, contables, laborales, etc.) con sus correspondientes gastos extras y la gran cantidad de tiempo que no se dedica a formarse ni a tratar pacientes. Tecnológicamente cada vez se están perfeccionando más los equipos con los que trabajamos, con el consiguiente incremento de precios que en época de crisis no tenemos más remedio que trasladar al paciente. La demanda existe y necesitamos muchos compañeros dermatólogos perfectamente formados para que los potenciales pacientes reconozcan el trato y la responsabilidad que le puede garantizar un dermatólogo frente a otros médicos, y no médicos. Incluso no sanitarios que se atreven a tratar problemas que exceden su capacitación.