La toxina botulínica, además de ser modulador de la contracción muscular y por tanto relajar las arrugas de expresión, tiene varios efectos colaterales buenos, entre ellos aportar luz al rostro, como explica la Dra. Conchita Pinilla. “No es el tratamiento de elección para ello, antes sería un plasma rico en plaquetas, un peeling o luz pulsada, pero sí es un efecto colateral muy beneficioso”, confirma la cirujana plástica.
Efectos desconocidos de la toxina botulínica
– Más calidad cutánea. “En general mejora la calidad de la piel y le da un aspecto luminoso y jugoso, además de disminuir la secreción sebácea”.
– Más turgencia. Ha quedado demostrado en estudios científicos que estimula la producción de colágeno y elastina y por tanto regenera los fibroblastos, lo que mejora la turgencia y añade efecto buena cara al instante, algo que se incrementa con el paso de los días.
– Menos acné. Al estimular los fibroblastos regenera la piel, la alisa y disminuye las cicatrices. Además, gracias a que regula la producción de las glándulas sebáceas, previene los brotes de acné.
– Menor irritación y tratamiento contra la rosácea. La toxina actúa sobre las células mastocitos y evita que se liberen agentes pro inflamatorios típicos de esta patología.
La aplicación es distinta
Para mejorar la calidad cutánea, la aplicación de la toxina botulínica es diferente. “Se infiltra a nivel muy superficial, con cuidado de no llegar a la musculatura que contrae, que es lo que ocurre cuando tratamos la arruga. Además, se diluye mucho”, añade la Dra. Pinilla. Los posibles efectos secundarios son, como en el caso de la toxina aplicado para su uso más común (es decir tratar las arrugas), mínimos y pasajeros. Como mucho algún pequeño hematoma que desaparece en horas o escasos días.