Hay una parte de la cirugía plástica “muy desconocida para la población general, pero preciosa y que hacemos con mucha ilusión”. Se trata de las intervenciones para tratar malformaciones congénitas, que se practican, sobre todo, en niños y adolescentes, e incrementan de forma sustancial la calidad de vida de estos pacientes. Quien lo explica es la Dra. Concepción Lorca, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) y cirujana de la sección de Cirugía Plástica Infantil del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Algunas malformaciones congénitas, que afectan a la función y al aspecto físico de diversas partes del cuerpo, son relativamente frecuentes.
Se trata de anomalías que, de no tratarse, tienen un importante impacto en la calidad de vida y en la autoestima de los menores y, en ciertos casos, pueden afectar a su rendimiento escolar. Entre ellas están las “patologías craneofaciales, de mano o pie, anomalías vasculares o malformaciones de mama”, explica la Dra. Lorca. Una de las más comunes, entre las craneofaciales, son las fisuras labiopalatinas, con una incidencia aproximada de 1 de cada 1.000 nacidos vivos. El tratamiento quirúrgico en estos casos “no sólo cambia el aspecto estético, sino que consigue que los pacientes coman y hablen mejor”, comenta.
También son frecuentes las malformaciones de mano, que afectan hasta a 2,3 de cada 1.000 nacidos vivos. Entre ellas, destacan las “sindactilias o fusión de uno o varios dedos, y las polidactilias simples o complejas”, señala la Dra. Lorca. La sección de Cirugía Plástica Infantil del Gregorio Marañón en la que trabaja, además, es unidad de referencia nacional en el tratamiento de la “mano Apert”, un síndrome muy complejo, en el que se combinan sindactilias complejas de manos y pies con craneosinostosis y otras alteraciones del macizo facial. En cuanto a las malformaciones del pie, son similares a las de las manos.
Intervenciones en adolescentes
En ocasiones, no es posible intervenir a los pacientes con anomalías congénitas en la infancia, y hay que esperar a que se complete el desarrollo. Es el caso de las malformaciones de mama. La Dra. Lorca indica que lo más frecuente en su sección es “tratar asimetrías mamarias, mamas tuberosas o pacientes con el Síndrome de Poland”, una afección rara que implica ausencia total o parcial de los músculos pectorales, la mama e incluso el miembro superior.