El frío, los cambios constantes de temperatura, la humedad, la lluvia o el viento son factores propios del clima de invierno que pueden afectar de forma negativa a la salud capilar. El Dr. Francisco Pilo, de la clínica Hospital Capilar, explica las principales pautas a seguir para disminuir el impacto en nuestro pelo de los agentes agresivos invernales, así como para evitar su caída.
Frío y salud capilar
“Durante esta estación, nuestro pelo puede verse expuesto a diferentes elementos nocivos como el frío, que produce una menor dilatación de los vasos sanguíneos del cuero cabelludo, que son los encargados de transmitir al resto del cabello los nutrientes que éste requiere; lo que conlleva que se reseque, pierda vitalidad y se caiga con más facilidad. Además, factores como la humedad y la lluvia alteran su buen estado y aumentan su fragilidad, mientras que el viento arrastra polvos microscópicos que lo ensucian; lo que afecta también al ámbito estético”, explica.
Aunque la caída de pelo o efluvio estacional suele afectar más a otras estaciones como otoño y primavera, existen algunos factores externos que pueden propiciar la caída del mismo, como la calefacción que se utiliza durante esta época del año, que por el contraste de calor hace que disminuya la vascularización del cuero cabelludo y que el pelo se encuentre menos nutrido, además de agredir a la estructura capilar y volverla, por tanto, más porosa y áspera.
Por otro lado, la radiación ultravioleta que se refleja en la nieve es otro factor nocivo para el cuero cabelludo, al crearse un efecto pantalla que potencia la acción de los rayos solares, llegando a provocar, en ocasiones, quemaduras o ampollas con más gravedad que las de la playa; por lo que se recomienda evitar largas exposiciones al sol en la nieve o llevar un gorro de protección que impida el contacto directo con este agente. Con respecto al uso de gorros y sombreros propios de esta temporada, el doctor Pilo recalca que “pueden ser perjudiciales para el cabello al volverlo más graso y frágil, por lo que es importante utilizar elementos protectores de buena calidad y hacerlo siempre sobre el pelo limpio, ya que la mezcla de sudor y suciedad puede debilitarlo e, incluso, promover su caída”.
Asimismo, la contaminación, cuyos niveles se disparan en muchas ciudades durante los meses más fríos, es otro elemento que puede incentivar la aparición de dermatitis o caspa, así como una sobreproducción de las glándulas sebáceas que lleva a que el pelo pierda brillo y sedosidad, mientras que la utilización excesiva de secadores y planchas, que suele excederse en esta estación, daña la raíz del pelo y hace que éste tenga más tendencia a romperse.
Recomendaciones
Con el fin de frenar, en la medida de lo posible, el encrespamiento y la sequedad que se produce en el cabello durante el invierno, los expertos recomiendan optar por champús, acondicionadores y mascarillas nutritivas que hagan frente a la falta de hidratación, así como la utilización de protectores térmicos en formato spray o espuma para minimizar los efectos del calor sobre la cutícula, o de cepillos de cerdas naturales, que se encarguen de prevenir la rotura del cabello.
Por último, llevar una dieta adecuada será otro factor clave a la hora de asegurar una buena salud capilar en esta época invernal, debiendo incluir en la misma antioxidantes como las vitaminas E y F, presentes en el aceite de girasol o los frutos secos; el zinc, que se encuentra en legumbres, carnes rojas; o minerales como el hierro, dentro de alimentos como las espinacas o las alcachofas. Tampoco deben faltar las vitaminas B5 y B6, presentes en cereales integrales, lácteos, huevos o verduras, o los ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 propios del pescado.