Según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la dermatitis atópica es una enfermedad que afecta a un 2-7% de la población adulta y hasta al 10-20% de la población infantil. A pesar de su frecuencia, durante años se ha considerado una enfermedad cutánea sin importancia. Sin embargo, la calidad de vida de estos pacientes se puede ver seriamente perjudicada debido a los síntomas crónicos que sufren algunos pacientes y por el desconocimiento de la población en general que puede conducir a la estigmatización de quienes padecen este trastorno.
En torno a un millón y medio de personas adultas sufren esta enfermedad en España. Se trata de una enfermedad inmunitaria e inflamatoria sistémica crónica o crónicamente recurrente que, a menudo, va asociada a otras patologías atópicas, como el asma, la rinoconjuntivitis alérgica o las alergias alimentarias, entre otras.
No obstante, desde la AEDV se quiere transmitir el mensaje de que, aunque esta enfermedad no tiene cura, existen cada vez más tratamientos para estos pacientes. “Estamos viviendo una revolución terapéutica en la dermatitis atópica cuya auténtica importancia la comprobaremos en unos años. Conocemos mejor los elementos clave en la patogenia de la enfermedad y tenemos, por primera vez en la historia, fármacos que son capaces de bloquearlos de forma específica, incrementando tanto la eficacia como la seguridad con respecto a los fármacos previos. Sin embargo, tal y como ocurrió hace una década en la psoriasis, los avances parecen de momento limitados a los pacientes con las formas más graves de dermatitis atópica”, señala el Dr. José Carlos Moreno, responsable en la AEDV de la relación con las asociaciones de pacientes y presidente de honor de esta Academia.
Uno de los problemas más molestos que conlleva esta enfermedad es el picor, lo que genera que los pacientes sean incapaces de controlar el rascado, lo que les genera heridas, algo que, durante los brotes, hace que la piel pueda infectarse.
La mejor manera para aliviar el rascado es combatir de forma eficaz la dermatitis, insiste el Dr. Moreno, por ello, los pacientes y sus familiares no deben tener miedo en emplear tratamientos antiinflamatorios tópicos –corticoides, inhibidores de la calcineurina– o incluso sistémicos recomendados por su dermatólogo. El empleo de emolientes o hidratantes puede mejorar el prurito, aunque en ocasiones se toleran mal en las áreas muy activas, pero son necesarias.
El Dr. Moreno insiste la idea de que “la dermatitis atópica es algo más que un eccema, es una de las enfermedades que más deteriora la calidad de vida de los pacientes y su entorno familiar”.