La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), desde sus áreas de Nutrición y de Obesidad, ha elaborado cuatro documentos sobre recomendaciones alimentarias y de actividad física para pacientes operados de cirugía bariátrica o cirugía de la obesidad.
Como manifiesta la Dra. Nuria Vilarrasa, coordinadora del Grupo de Obesidad de la SEEN, “no se trata de una cirugía estética, sino de un procedimiento encaminado a prevenir o mejorar las complicaciones médicas que pueda ocasionar la obesidad del paciente, a través de una pérdida de peso suficiente”.
No está indicada para todos los pacientes
La cirugía bariátrica no está indicada para todos los pacientes con obesidad. Entre otros, se deben cumplir algunos requisitos como: tener entre 18 y 60 años, un índice de masa corporal superior a 40 kg/m2 (o a 35 kg/m2 con comorbilidad mayor), haber padecido obesidad mórbida durante un mínimo de cinco años, haber fracasado con tratamiento no quirúrgico, descartar la obesidad por endocrinopatías (hipotiroidismo, síndrome de Cushing, etc.), tener estabilidad psicológica y comprometerse a un correcto régimen de vida tras la intervención.
Como explica la Dra. María Ballesteros, coordinadora del Área de Nutrición de la SEEN, hay tres formas de perder peso: “restringiendo la cantidad de comida que el paciente puede ingerir, mediante técnicas restrictivas; haciendo que los alimentos no se absorban de forma adecuada, mediante técnicas malabsortivas; o mediante técnicas mixtas”.
Distintas técnicas
Las técnicas más utilizadas en la actualidad son la gastrectomía vertical, también conocida como gastrectomía tubular o manga gástrica, que consiste en extirpar la mayor parte del estómago y modificar la secreción de algunas hormonas que controlan el apetito para disminuir la ingesta; el bypass gástrico, en el que se reduce el estómago a un volumen de entre 15 y 30 ml y se evita el paso del alimento por la parte inicial del intestino delgado, con lo que se aumenta la sensación de saciedad y se disminuye la ingesta, además de modificarse la absorción de los alimentos para que aporten menos calorías y nutrientes; y la derivación bilio-pancreática o cruce duodenal, en la que se realiza una resección del estómago, uniéndolo directamente a una parte más alejada del intestino delgado y se derivan las secreciones digestivas al final del intestino delgado, con lo que se altera la digestión y la absorción de los alimentos. La técnica empleada dependerá del tipo y grado de obesidad del paciente y de las enfermedades asociadas que padezca.