“El lifting líquido persigue una renovación de la piel madura”. Esta es la propuesta de la Dra. Virginia Sánchez, directora médico estética de Clínicas Dorsia, e indica que “está pensada para mujeres a partir de los 40, años, cuando comienzan a marcarse las arrugas de expresión y empiezan a hacerse visibles los signos del envejecimiento”.
Explica la doctora que, “la combinación de toxina botulínica, ácido hialurónico, hidroxiapatita cálcica y la aplicación de mesoterapia con ácido hialurónico reticulado devuelve a la piel la falta de luminosidad, a la vez que la hidrata y recupera el volumen perdido. Este cóctel de belleza líquida, personalizado tras el diagnóstico del profesional médico estético, comienza con un peeling químico, suave, sencillo, poco agresivo y que dejará la piel tersa y uniforme para las aplicaciones posteriores”.
La experta explica en qué consiste cada una de ellas:
–Toxina botulínica. Se emplea para eliminar temporalmente las arrugas de expresión. El procedimiento consiste en la infiltración de toxina en el músculo de la zona a tratar, por ejemplo, el entrecejo, la frente o las arrugas peribucales, conocidas como patas de gallo.
– Hidroxiapatita cálcica. Este es un relleno dérmico que complementa al anterior, puesto que también trata las arrugas y los pliegues de la piel. Estimula la producción de colágeno, por lo que garantiza resultados a largo plazo. Su efecto es duradero.
– Ácido hialurónico. Tiene el cometido de rellenar pliegues y recuperar los volúmenes que el rostro pierde con el paso del tiempo. Su eficacia se basa en su gran capacidad para atraer y retener agua, lo que permite rehidratar la piel y hacer que luzca más tersa, aumentando su grosor y eliminando los surcos.
– Mesoterapia con ácido hialurónico reticulado. En este último punto se abordan las estructuras profundas de la piel, consiguiendo hidratar y ofrecer unos resultados de luminosidad que recuerdan a la piel juvenil, sana y fresca.
“El lifting líquido”, aclara la Dra. Sánchez, “se puede combinar, según otras necesidades y a edades más avanzadas, con otros tratamientos que se ocupan de la pérdida del óvalo facial, como los hilos tensores”.