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Los otros usos de la toxina botulínica

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La oftalmóloga Jean Carruthers descubrió en 1987 que el uso de la toxina botulínica en los pacientes que acudían a su consulta buscando una solución a los espasmos que sufrían en la zona de sus ojos, mejoraba además las arrugas del entrecejo y las patas de gallo.

Desde entonces, dicho descubrimiento se ha ido perfeccionando hasta convertir este compuesto en el “elixir de la juventud” de muchos y muchas. Pero además de su desarrollo para los usos más populares y solicitados, se han ido ampliando horizontes y comprobado su utilidad en otros problemas médicos y también estéticos.

La Dra. Cristina Ruíz, directora del Servicio de Neuroestética de la clínica Martin del Yerro | Amselem, explica los diferentes usos de la toxina botulínica tanto en el tratamiento estético, como en otro tipo de patologías como la hiperhidrosis, la rosácea y las cicatrices queloides entre otras.

Hiperhidrosis

En el caso de la hiperhidrosis, la toxina botulínica ha demostrado disminuir la sudoración en axilas, palmas de las manos y plantas de los pies. La técnica consiste en infiltrarlo en varios puntos de la zona afectada por la sudoración. Estos efectos suelen durar de 6 a 8 meses, dependiendo de la intensidad del caso.

Bruxismo

Otra de las dolencias que sufre un alto porcentaje de la población, es el bruxismo, patología muy frecuente en nuestros días. Es una contracción involuntaria de los músculos maseteros que conlleva desde el desgaste de las piezas dentarias, a contracturas en el cuello y cefaleas. Para paliar este problema, se infiltra toxina en ambos músculos maseteros, consiguiendo así que se relajen y mejore la patología.

Rosácea

La rosácea es una enfermedad crónica que afecta a la piel, sobre todo al rostro, y en concreto a las mejillas. Aparece enrojecimiento de la zona y a veces incluso granos e inflamación. Para estos casos, el tratamiento de la rosácea suele ser multifactorial; la toxina botulínica es aplicada en pequeñas inyecciones en la zona, demostrando mejorar la patología notablemente.

Queloides

Respecto a las cicatrices queloideas, que son cicatrices hipertrofiadas y bastante antiestéticas, el tratamiento suele ser algo más complejo, donde se combinan distintas técnicas, y entre ellas, la infiltración de toxina botulínica en la cicatriz.