Los propagadores de bulos de salud y vendedores de pseudoterapias usan numerosas tácticas para acallar a los críticos y promover sus tratamientos o consejos no probados científicamente. El Instituto #SaludsinBulos ha recopilado las principales estrategias empleadas por estos individuos y colectivos, que pueden hacer un enorme daño a la salud.
– Demandas judiciales. La intimidación y el miedo por vía judicial es su arma, alegando imposibles vulneraciones al honor y amenazando con cuantiosas indemnizaciones económicas e, incluso, penas de cárcel.
– Campañas de acoso en redes sociales. Cuando se enfrentan a críticas, algunos propagadores de pseudoterapias recurren a ataques personales contra sus críticos en lugar de abordar los argumentos presentados.
– Manipulación de fans contra sus detractores.
– Lo natural frente a lo “químico”. Esta lógica es falaz, ya que no todo lo natural es necesariamente bueno, y no todo lo artificial es necesariamente malo.
– Testimonios personales que son persuasivos, pero no demuestran evidencia científica.
– Atacar a la medicina convencional ignorando los enormes beneficios y avances de la medicina basada en la evidencia.
– Teorías de conspiración.
– Falacia del hombre de paja. Pueden presentar la medicina convencional como si siempre despreciara enfoques alternativos, lo que es falso.
– Proyección de falsa equivalencia. Los tratamientos médicos convencionales han sido sujetos a rigurosos estudios para determinar su seguridad y eficacia.
– Apelación a la novedad, pero esto no es garantía de eficacia.