La psicóloga Pilar Conde advierte que “la sobreexposición que se tiene actualmente de la imagen personal con selfies y redes sociales ha aumentado la preocupación excesiva por cómo nos vemos y por cómo nos ven los demás, hasta llegar a representar un problema que se ha multiplicado exponencialmente en la última década por los miles y hasta millones de ojos potenciales que observan”.
La especialista indica que, “entran aquí en juego varios factores, el de deseabilidad social, la necesidad de reconocimiento y el miedo al rechazo. Los tres elementos llevan al concepto de merma da autoestima, una de las claves en la que se basa la felicidad personal”.
“Cuando esta preocupación por lo físico se manifiesta de forma excesiva, continúa diciendo la psicóloga”, produciendo ansiedad, estrés, con verbalizaciones y comportamientos constantes dirigidos a modificar el aspecto, se habla de trastorno dismorfofóbico. En este caso, la persona afectada deberá ponerse en manos de un profesional que, en primer lugar, le haga entender qué le está generando tanto malestar.
La dismorfofobia es un posible desenlace extremo de un camino de inseguridades que se van consolidando como creencias. Sin embargo, pueden darse una serie de comportamientos que vayan dejando indicios de que algo no va bien y que no desemboquen necesariamente en un problema de tal severidad”.
“Es en la adolescencia, una fase vital del crecimiento, cuando la autoestima es clave”, según Conde, “para el desarrollo personal. En estos años, los cambios físicos , a veces acompañados de pequeños complejos y vergüenzas, pueden menoscabar la seguridad conseguida en la primera infancia. Por eso, advierte, se debe vigilar, en caso de tener menores de estas edades a nuestro cargo, comportamientos como los que aquí se especifican:
– Cuando se observe que duda de sus capacidades.
– Cuando se le refuerza alguna capacidad personal pero la niega, no dando valor a lo que ha hecho.
– Cuando se pone determinada ropa que le gusta, pero siente vergüenza al llevarla.
– Cuando muestre críticas hacia sí mismo/a.
– Cuando transmite preocupación excesiva por si alguien se va a meter con ella, por cómo vaya.