El Dr. Ivan Ibáñez es responsable del Departamento de Medicina Nutricional, Ejercicio Físico y Anti-Aging de la Clínica Planas de Barcelona. A continuación, nos explica que:
“Es bien conocido que el envejecimiento es un proceso de etiología multifactorial y que el envejecer sin enfermar sigue rigiéndose por la predicción, prevención focalizada y promoción de hábitos de vida saludables.
De las muchas teorías que explican el envejecimiento, las más aceptada y contrastada científicamente en publicaciones, es la teoría genética donde algunos genes de origen mitocondrial, en un momento determinado de la vida de los seres vivos paran el interruptor de la reparación celular y empiezan a acumular daños a nivel celular y mitocondrial, provocando una inflamación sistémica de bajo grado, progresiva e irreversible.
El papel de la nutrición y del ejercicio físico en la función mitocondrial condiciona el riesgo de enfermar, así como “la esperanza de vida útil”. Por el intestino pasan a lo largo de la vida unas 30 toneladas de comida. Más que decir que somos lo que comemos yo diría “somos lo que absorbemos”, ya que podemos tener una ingesta alimentaria variada y correcta, pero tener falta de nutrientes básicos porque no se absorben.
Desde un punto de vista nutricional existe:
- Una nutrición cualitativa (haciendo referencia a la calidad de los alimentos como
contenido de aminoácidos, grasas mono y poliinsaturadas correctas, antioxidantes, 25-
30 gramos de fibra al día etc.).
- Una nutrición cuantitativa (haciendo referencia a la cantidad o calorías diarias de ingesta).
Los estudios muestran que ambos aspectos son necesarios. Las dietas ligeramente hipocalóricas son interesantes siempre y cuando no creen una falta de nutrientes. Actualmente, el ayuno intermitente 2-3 días a la semana de entre 16-18 horas es muy saludable, ya que la energía utilizada para la digestión es utilizada para la reparación celular. Es importante que el balance calórico, entre el gasto energético y la ingesta de calorías, sea personalizado.
El conocimiento del estado de la función mitocondrial se puede obtener a través de la calorimetría indirecta y de los Estudios del Metabolismo en reposo y ejercicio. El estudio del metabolismo energético en reposo, nos ofrece la posibilidad de averiguar el gasto energético de cada individuo y su repartición calórica en los tres principios inmediatos: Carbohidratos, Lípidos y Proteínas.
Esta información es básica para la prescripción de tratamientos efectivos en los problemas de sobrepeso, ya que nos ofrece la posibilidad de averiguar la procedencia de la alteración del peso, y nos guía para optimizar la nutrición que se debe realizar y del tipo y dosis de ejercicio físico necesario para compensar el balance calórico.
Prueba de esfuerzo
El mismo estudio del metabolismo energético lo podemos realizar durante una prueba de esfuerzo cardio-respiratoria y metabólica, que a partir de descartar enfermedades no detectables en reposo como hipertensión arterial de ejercicio, arritmias, pulsaciones donde se puede desencadenar una isquemia miocárdica, etc, nos da información de la edad biológica de nuestro sistema cardio-respiratorio, umbrales aeróbico, anaeróbico y grado de condición física en general, como también las pulsaciones donde se utilizan las grasas o el glucógeno durante un esfuerzo físico. Con la prueba de esfuerzo de tipo ergoespirometría (con analizador de gases) se valoran los METS a los que puede llegar cada persona. El MET es una medida del metabolismo o equivalente metabólico y se cuantifica numéricamente. Por ejemplo 1 MET equivale al metabolismo basal teórico donde se consumen 3,5 ml de oxígeno por cada minuto y por kilo de peso.
A medida que vamos incrementando la intensidad de ejercicio físico y pulsaciones, los METs van incrementando. Los estudios demuestran que cualquier paciente que no sea capaz de alcanzar los 8 METs, es decir, incrementar 8 veces su metabolismo en reposo, tiene mayor riesgo de morir que los que son capaces de llegar, aunque tengan alguna enfermedad crónica de base como obesidad, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hipertensión, hipertrigliceridemia o los fumadores.
Entonces, buscar la “optidosis” de nutrición y de ejercicio físico a través del conocimiento del potencial energético máximo mitocondrial y su equivalente como nivel de condición física aeróbica, nos ofrece importantísimas aplicaciones clínicas. Por ejemplo, el grado de Mitoreparación y la Mitofagia del ADN mitocondrial condicionan el riesgo o la protección de la mayoría de las enfermedades tales como las cardiovasculares, metabólicas, degenerativas e incluso las tumorales. Por otra parte, los estudios más recientes relacionan la vida útil y la supervivencia con el grado de salud mitocondrial. Por lo que la nutrición y la prescripción de ejercicio físico según la fisiología de cada individuo son pilares básicos en el campo de la medicina anti-envejecimiento”.