Inicio Opinión Canon de bell...

Canon de belleza

Compartir

Visitar el Museo del Prado siempre es enriquecedor. Pasear por sus salas a primera hora de la mañana, evitando los tumultos, a la par que comienza el día una gran ciudad como Madrid, descubriendo nuevos personajes en las abigarradas tablas de El Bosco, delicados brocados en los vestidos de las Meninas o un dios desconocido entre las múltiples esculturas de mármol, siempre me hace sentir un íntimo placer estimulante.

Deambular por los diferentes siglos de nuestra Historia, con sus distintos personajes, formas y colores. Observar cómo hemos evolucionado y cómo se han ido cambiando normas, modas y costumbres. Del canon de belleza del mundo clásico, basado en la armonía y la proporción, al Hombre de Vitruvio renacentista, en el que el ombligo era el punto central-natural del cuerpo humano, personaje imperante con una perfecta proporción y su máxima belleza. Del “Imperio donde nunca se ponía el sol” hasta casi nuestros días.

Podemos ver cómo, con el paso del tiempo, ha cambiado la idea de la belleza en la mujer. De la voluptuosidad barroca de Rubens, en la que la imagen femenina es símbolo de sensualidad, con pieles lechosas casi nacaradas, mejillas rosadas, formas rotundas y abundantes, excesivas para nuestros ojos que nos muestran una desnudez inocente y alegre.

Menos ha cambiado, curiosamente, esa imagen de perfección en el cuerpo masculino: alto, de mandíbula fuerte, pectorales anchos y torso musculoso, algo que podemos observar desde Tiziano y Tintoretto a Velázquez en su Fragua de Vulcano.

Porque al igual que la propia vida, la belleza es cambiante y exclusiva, de cada momento e individuo. Esa misma noche, escuchando a Pedro Almodóvar en un informativo de televisión sobre su última película, explicaba que para la encontrar a sus “chicas”, buscaba la singularidad que trasmitiera historias, sentimientos y contara ideas únicas.

Porque la Historia nos revela quienes hemos sido, el momento actual nos hace seguir siempre avanzando y ¿quién sabe lo que nos deparará el futuro?