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Empoderamiento femenino en un lugar de La Mancha

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Según el Diccionario de la Real Academia, empoderar es “hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido” y otro de los significados que recoge dice: “dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo”.

Cualquiera de las dos acepciones nos puede valer cuando hablamos de empoderamiento femenino y Ginecoestética, porque la mujer se hizo más fuerte cuando tuvo conciencia de su propio cuerpo, se liberó de tabúes ancestrales y empezó a demandar tratamientos no solo por su salud, ni tan siquiera como lujo esnobista sino como bienestar y belleza personal. Bien es verdad que todo ello ha sido posible gracias a la Ciencia y a sus profesionales con años de dedicación, estudio y difusión del conocimiento a sus pacientes.

Pero cuando hablamos de derechos y avances para la mujer también debemos unirlo a sacrificio y esfuerzo, como tantas cosas a lo largo de la historia que han ocurrido por el paso del tiempo y el empeño de sus protagonistas. Ahora cuando conocemos algunos detalles de esas concesiones que nos pueden parecer incluso triviales, nos es muy difícil reconocer el coraje y valor que necesitaron en su época.

¿A que hoy nos parece normal que las mujeres llevemos pantalones? Pues no fue hasta finales de 1800 cuando la mujer consiguió en España el derecho de usarlos y todo fue gracias a una necesidad laboral. Porque en esta época la localidad castellano-manchega de Tomelloso, al cambiar el cultivo del cereal por el de la vid, necesitaba espacios de almacenaje para el vino con lo que tuvieron que horadar buena parte del subsuelo de la localidad y para cavar esas bodegas se necesitaron todas las manos disponibles. Hombres y mujeres trabajaron codo con codo y en igualdad de durísimas condiciones, mientras ellos excavaban en las profundidades, ellas extraían la parte exterior de la tierra para, poco a poco, ir dando luz y ventilación a los de dentro. Para protegerse y poder hacer bien su trabajo cambiaron sus faldas por los exclusivos, hasta entonces, pantalones masculinos pero previamente para ello necesitaron la autorización del municipio.

Hoy leer cosas como estas nos puede parecer desde curioso hasta hilarante, ¿han acabado las desigualdades? Poco a poco en nuestro mundo podemos decir que avanzamos porque tenemos conciencia de ello, pero echemos un vistazo al mundo hoy globalizado y al alcance de la mano.