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Vacunas. El trabajo global y colectivo de la Ciencia

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Creo que un proverbio chino dice: “Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada”.

Ya llevamos más de un año sumidos en la preocupación de esta pandemia y es ahora cuando parece que empezamos a tener la solución a este problema que ha hecho tambalearse los pilares de la sociedad establecida, con un coste que económicamente está siendo incalculable y que en el aspecto humano es dolorosísimo de sobrellevar, especialmente para los afectados.

Durante este tiempo hemos comprobado, día a día y casi al minuto, para qué sirve la ciencia y más concretamente la investigación biomédica, porque antes de que estallase el problema parecía que algunos lo dudaban, sobre todo los Gobiernos a la hora de la asignación de fondos.

Gracias al esfuerzo titánico del sector sanitario se han salvado vidas y se han minimizado daños, pero recordemos que este virus no ha sido una excepción, porque a lo largo de la historia de la humanidad, las enfermedades siempre han diezmado las poblaciones. En el siglo XVIII la viruela mató a más de 400.000 personas en Europa y en el continente americano, donde llegó a bordo de barcos de esclavos procedentes de África, erradicó tribus enteras.

De la misma manera, en 1918 la gripe española, que mató a más de 40 millones de personas en todo el mundo y fue llamada así porque nuestro país fue el primero y uno de los pocos en hacerse eco del problema al ser neutral en la I Guerra Mundial, mientras otros no querían dar malas noticias.

Siempre fue la ciencia quien acabó con las enfermedades y las vacunas revolucionaron la medicina. Edward Jenner, en el siglo XVIII, descubrió la vacuna de la viruela; Robert Koch identificó, a finales del XIX, las bacterias de la tuberculosis y el cólera, entre otras; Louis Pasteur logró crear la primera vacuna viral atenuada contra la rabia.

Y es hoy de la misma manera, con la base de la ciencia moderna, como hemos empezado a pensar que se ha encontrado la solución al problema de la COVID. Sin nombrar a una sola persona porque todos sabemos que los grandes laboratorios transnacionales tienen detrás el trabajo global de miles de científicos en todo el mundo, pero hoy, igual que siempre, la innovación científica tiene la posibilidad de salvar miles de vidas con las vacunas y los tratamientos antivirales. Aunque, también igual que siempre, habrá quienes nieguen la evidencia y los logros o intenten sacar réditos particulares a costa del esfuerzo de los demás.

A partir de ahora y de cara al futuro, corresponderá a la sociedad madura y justa poner en valor los méritos de cada uno, porque ¿será esta la última pandemia?