La flacidez y el descolgamiento de los tejidos del rostro son dos de las principales consecuencias del envejecimiento, la Dra. Gema Pérez Sevilla, cirujano maxilofacial y experta en medicina estética facial, explica cómo para combatirlos, sin pasar por el quirófano, se puede recurrir a las mallas tensoras.
Mallas de polydioxanona reabsorbible
La doctora indica que son mallas en 3 dimensiones de polydioxanona reabsorbible destinadas a unirse al tejido bajo la piel incorporándolo en su estructura para tensarlo. Están constituidas por una estructura espiculada central rodeada de una malla tubular en cuyos poros queda atrapado el tejido traccionado.
Se trata de un proceso mínimamente invasivo, que se realiza con anestesia tópica o local, y que no deja cicatrices. La inserción se realiza mediante cánulas especiales para que el despliegue de la malla sea controlado y sin dolor.
El resultado se aprecia de modo inmediato y se matiza a medida que disminuye la inflamación.
Con el tiempo se aprecia una mejoría evidente en la calidad de la piel, la duración del tratamiento es de 1 a 4 años dependiendo de la zona, la estructura facial y la gravedad del caso.
Las mallas tensoras están recomendadas para pacientes con flacidez facial, desdibujamiento del contorno peribucal y mandibular, descolgamiento de cuello que no tenga gran exceso de grasa, para disminuir el marcaje de las bandas platismales, para elevar la cola de la ceja en pacientes y elevar la punta nasal cuando los cartílagos son blandos y están descendidos.