La vuelta a la rutina puede ser un buen momento para dejar de fumar, un hábito verdaderamente perjudicial para la salud. Aunque existen diversidad de tratamientos, suele ser un proceso duro, pues la dependencia de la nicotina es muy fuerte, tanto química como psicológica. Abordar las dos vías puede hacer algo más llevadero este cambio de hábito. Precisamente, ese es el método que la Dra. Ana Neves, cardióloga, responsable de la unidad de Medicina del Estilo de Vida de Clínica FEMM, desarrolla con los pacientes que acuden a consulta para sacar el tabaco de sus vidas.
Marcar el ritmo y las necesidades individuales de cada paciente
El proceso de dejar de fumar está constituido por varias etapas y puedes alcanzarlas de manera más lenta o rápida. No existe una respuesta correcta ni común para cada persona, cada una tiene su ritmo y sus necesidades en este camino.
Por eso, es necesario elaborar un plan de acción específico para las necesidades del paciente, que le prepare para poder hacer frente a las ganas de fumar que sentirá durante el proceso de dejar de fumar.
Para empezar a trabajar el proceso del cambio y visualizar los resultados positivos, la doctora señala un ejercicio mental para hacer a diario: pensar en cómo te sentirías al dejar de fumar, la manera de respirar, el dinero ahorrado, los olores y sabores, los beneficios en la piel, los dientes, el aliento, la energía, el sueño y la libido. En resumen, pensar en el mayor bienestar que se logrará al dejar este hábito.
Consejos
Aún con tratamiento farmacológico, la persona que se halla en el proceso de dejar de fumar tendrá síndrome de abstinencia. Por eso, la Dra. Neves señala algunos aspectos que ayudan a al paciente a prepararse para iniciar este proceso.
– Controlar el ambiente. Lavar las cosas que huelan a tabaco; elegir un sitio donde fumar antes de la fecha del último cigarro (lo más lejos posible del espacio habitual); tirar ceniceros y otros utensilios relacionados con el tabaco.
– Interrumpir las tentaciones. Evitar hábitos que recuerden al cigarro (alcohol, determinado bar…); reconocer las situaciones de tu rutina que son más propensas para fumar (ambientes, personas); evitar café, tés oscuros y bebidas energéticas; modificar la rutina lo máximo que se pueda: dónde te sientas, qué haces al despertar… En esta línea, empezar alguna actividad nueva.
Superar el síndrome de abstinencia al dejar el tabaco
Una vez que se comienza el tratamiento para abandonar el tabaco, la Dra. Neves señala que el momento más duro y de mayor riesgo de recaída es cuando aparece ese deseo casi incontrolable de fumar.
Para la doctora, la clave está en no perder la calma. La abstinencia no dura más de 15 minutos; si el paciente se mantiene distraído en esos momentos de mayor molestia, podrá ir superándolos y cada vez serán menos frecuentes y más cortos.