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Calvicie prematura

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La calvicie prematura, que normalmente acarrea problemas psicológicos y baja autoestima cuando se inicia en la juventud, se conoce como alopecia androgenética, la forma más frecuente de alopecia entre los hombres que padecerán más de un 60% de los mismos a lo largo de su vida, según explica el Dr. Francisco Pilo desde Hospital Capilar.

En muchos casos, las alopecias masculinas comienzan en la adolescencia con el despertar hormonal, promovidas, fundamentalmente, por causas genéticas. Cuando existe una fuerte carga androgenética, en la que los folículos están muy predispuestos a que la dihidrotestosterona (DHT) los desgaste y destruya, es cuando comienzan los primeros signos de calvicie prematura. La dihidrotestosterona es la hormona que ataca a los folículos pilosos, provocando miniaturización del pelo y su posterior destrucción. Cuando existe esta predisposición genética, la alopecia androgénica se desarrolla antes y con más fuerza, explica el doctor.

Así, este tipo de alopecia, en la que produce una miniaturización de los folículos pilosos y una disminución de la fase anágena, comienza a manifestarse especialmente en las áreas frontales de la cabeza, las entradas y la coronilla, al ser éstas las regiones más susceptibles al funcionamiento de los andrógenos, principales responsables de esta pérdida progresiva del cabello. No obstante, además de la alopecia androgenética, los hombres jóvenes también pueden sufrir efluvio telógeno ante cualquier situación oalopecia experiencia que genere un aumento en los niveles de cortisol, así como por experimentar cambios hormonales bruscos; mientras que, la alopecia areata en el pelo o barba puede tener un mayor impacto entre esta franja de edad motivado, fundamentalmente, por factores como el estrés.

Es importante diferenciar una caída del pelo por el propio ciclo de vida del cabello, el cual entra en su fase telógena y se desprende, pero el folículo se mantiene, del inicio de una alopecia. Al día, se nos caen de media entre 50 y 100 cabellos, algo que forma parte de un proceso normal y que no acompaña con zonas sin pelo. Sin embargo, cuando la pérdida capilar da paso a un clareo y a una falta de densidad, estaremos ante un signo de alerta de alopecia juvenil. En estos casos, es clave recibir un tratamiento médico adecuado y de forma temprana para evitar un impacto visual mayor.

De esta forma, los primeros síntomas de la alopecia prematura comienzan con la aparición de dolor, picor o escozor en el cuero cabelludo o al percibir cambios en la naturaleza del cabello, que se vuelve más graso, opaco o fino de lo habitual; así como al perder una gran cantidad de pelo mediante la acción mecánica de un cepillo o en el lavado. Por otro lado, es importante recalcar que, además del principal componente hereditario, factores como el uso de productos capilares muy agresivos, la aplicación de determinados tintes, la contaminación ambiental, el secado o el planchado excesivo del pelo o los malos hábitos alimentarios también pueden contribuir a una pérdida de cabello entre los jóvenes.