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La megarexia, un trastorno alimentario más prevalente en el hombre

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Según los expertos de Clínicas Origen, están surgiendo las primeras voces de alarma sobre la megarexia, un trastorno de la conducta alimentaria consistente en no ser consciente de padecer un sobrepeso importante que puede llegar incluso a la obesidad.

Tal como explica la psicóloga Pilar Conde, “quienes padecen megarexia se ven bien a pesar de padecer sobrepeso y en algunos casos hasta obesidad, lo que, como vienen advirtiendo los organismos sanitarios internacionales, supone un grave factor de riesgo”. Otra particularidad de este trastorno es que los pacientes no experimentan una merma de su autoestima. “Se sienten bien frente al espejo, aunque, en algunos casos, el exceso de kilos les afecte estéticamente”, explica la experta.

El trastorno, también conocido como fatorexia, podría ubicarse dentro de los trastornos de la alimentación y la percepción de la imagen. “Quienes no son conscientes de su obesidad”, explica Pilar Conde, “pueden sufrir un problema psicológico de negación. En otros casos, simplemente, el individuo no percibe que tenga dicho problema. Es el caso de algunas personas con diagnóstico de trastorno mental grave, que no reparan en que su peso puede ser fatídico para su esperanza y calidad de vida”.

La directora técnica de Clínicas Origen aclara que “la megarexia está más asociada a los varones, puesto que el volumen corporal se asocia más a estar fuerte y vital, dos características muy valoradas en el hombre. Sin embargo, ninguno de estos dos aspectos tiene que ver con los hábitos que suelen presentar personas que ignoran su obesidad: vida sedentaria, sobreingesta de calorías y malos hábitos alimenticios, con predominio de grasas y azúcares. Todo ello sin olvidar los atracones incontrolados ocasionales”.

Para cambiar estos hábitos se requiere en muchos casos un doble apoyo: el del psicólogo y el del nutricionista. “Ambos se enfrentan al reto de hacer frente a esos hábitos inadecuados y a la ansiedad que supone intentar cambiarlos. El apoyo del entorno resultará también vital en este sentido, puesto que reforzar las nuevas rutinas de alimentación y ayudar a su cumplimiento”.

Por último, Pilar Conde recuerda que “cuando se trata de menores, son los padres los responsables de que se cumplan las pautas adecuadas para una alimentación sana. Es a ellos a quienes deben dirigirse campañas de concienciación que incidan en la responsabilidad personal del cuidado del propio cuerpo”.