Un equipo de dietistas, oncólogos, físicos médicos y especialistas en radiología, procedentes de grupo Ascires y Fundación Quaes, ha diseñado un innovador protocolo para evitar la desnutrición en pacientes con cáncer y mejorar su calidad de vida. Este nuevo avance puede beneficiar a más del 50% de los pacientes que padecen desnutrición debida a su enfermedad o a los tratamientos.
Este procedimiento, pionero en España, se centra en la alimentación como aspecto fundamental en el proceso terapéutico del cáncer. Y es que algunos de sus efectos secundarios, tales como falta de apetito, náuseas, vómitos, malabsorción o la alteración del sentido del gusto, conllevan una fuerte pérdida de proteínas, componente esencial de los músculos y principal soporte para resistir el fuerte impacto de los tratamientos.
El método se basa en aprovechar el tradicional TAC de planificación, necesario para diseñar el volumen de irradiación y la planificación de la terapia oncológica, para analizar con precisión la composición corporal de cada persona. “Esto nos permite recabar toda la información necesaria para crear un programa nutricional personalizado, que se adapta a la condición física del paciente y tiene en cuenta factores como el tipo de tumor que se le ha detectado”, explica Bianca Muresan, investigadora especializada en nutrición oncológica en Fundación Quaes.
“Usamos cortes específicos del TAC, como el del tercer lumbar (L3), que es un método recientemente validado en oncología, a los que aplicamos fórmulas de medición para obtener una imagen detallada del cuerpo. Así detectamos de forma precoz la pérdida de masa muscular, que repercute negativamente tanto en la evolución clínica del paciente como en las complicaciones terapéuticas que le pueden afectar, haciéndolo más propenso a sufrir los efectos secundarios del tratamiento”, destaca.
Esta tecnología permite estudiar el estado nutricional del paciente sin necesidad de realizar nuevas pruebas específicas, valorando mediante un postprocesado en el propio centro hospitalario la cantidad de tejido muscular y adiposo del enfermo.
El procedimiento, ya en fase de estudio avanzado, está arrojando resultados muy positivos. “Es una forma mucho más precisa de valorar el grado de sarcopenia que el simple control de peso con báscula, ya que esta variable no siempre va asociada a la masa muscular”, afirman la Dra. Ana Hernández Machancoses y el Dr. Enrique García Miragall, especialistas en la unidad de oncología radioterápica de Eresa en el Hospital General de Valencia. “Puede incluso llegar a ser un predictor de la tolerancia y la respuesta al tratamiento, de tal forma que ya estamos viendo que los pacientes con un estado nutricional adecuado tienen mejores resultados desde el punto de vista de toxicidad y de control tumoral”, añaden.