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Los beneficios de la abdominoplastia no son sólo estéticos

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Como indica el doctor Pérez Luengo, cirujano estético, plástico y reparador: “El objetivo de la abdominoplastia o de una cirugía plástica abdominal es devolver al abdomen la firmeza perdida debido a las malformaciones. En función de la naturaleza del problema (exceso de grasa, cutáneo, etc.) se contemplan diferentes técnicas: una abdominoplastia completa o una sencilla reducida. El cirujano plástico será quien reconozca, en la primera visita, el estado de la piel y quien aconseje a la paciente la mejor solución al problema que presenta”.
Ventajas
Este tipo de operación “suele ser muy demanda entre las mujeres con el fin de recuperar la figura tras el parto. Pero con ella no sólo se logra este objetivo estético, sino que los estudios apuntan a que reduce el riesgo de incontinencia urinaria, un problema frecuente tras los embarazos, así como el dolor de espalda”, recalca el especialista. Y no sólo, la intervención ha constatado tener ventajas para las personas con obesidad y diabetes tipo II.

La operación
La intervención dura de dos a tres horas y se inicia con la extracción del exceso de grasa situado en el bajo vientre (liposucción). A continuación, se procede a tensar la pared abdominal reduciendo la distancia entre los músculos de la pared abdominal que se han separado debido al embarazo, los cambios de peso, etc. Esta corrección espacial de los músculos es lo que permite tensar de nuevo el vientre. “La cicatriz de una abdominoplastia se localiza en la zona del pubis y es más o menos larga en función de la longitud de la incisión que la operación haya exigido, pero poco visible por su ubicación. Para realizar este tipo de intervenciones suele aplicarse anestesia general o bien anestesia epidural y el paciente debe permanecer ingresado uno o dos días”, recuerda el cirujano Pérez Luengo.

El postoperatorio
Tras la operación, hay que llevar un seguimiento regular. Normalmente, se hace una primera cura a los cinco días y dos revisiones semanales al inicio. Después, se hará un seguimiento personalizado para garantizar que la cicatrización sigue su curso con normalidad. “Se recomienda llevar una faja de contención durante cuatro semanas como mínimo, y durante la primera semana se seguirá un tratamiento analgésico, antibiótico y de profilaxis de las tromboflebitis”, según prescriba el cirujano.
La reincorporación laboral deberá programarse para los 10 a 12 días siguientes a la operación, y la actividad física no podrá retomarse hasta pasadas, como mínimo, unas seis semanas y se hará de forma progresiva.
Es conveniente, además, tener en cuenta otras medidas:
Se puede caminar desde el primer día, pero evita cualquier esfuerzo

– Se debe dormir boca arriba y con las rodillas en alto.

No tomar el sol o rayos UVA en la zona operada

Ingerir abundantes líquidos y una dieta equilibrada y sana con alto contenido en fibra.
Dice el Dr. Pérez Luengo que “los resultados son rápidos y se aprecian casi de inmediato”.