La tercera edad y la alopecia puede decirse que tienen una relación directa, porque la alopecia se puede dar en cualquier etapa de la vida, aunque suele tratarse de una condición característica de la edad adulta y, posteriormente, de la vejez, ya que la pérdida de cabello suele avanzar con el paso del tiempo hasta encontrar casos más evolucionados durante la tercera edad. De esta forma, diversos estudios afirman que, mientras que la alopecia androgenética se da en un 40% de los varones entre los 18 y 39 años, ésta asciende hasta un 95% en los mayores de 70.
“Con el paso de los años, el cabello sufre una transformación en cuanto a aspecto y forma, debido a que la calidad y distribución del mismo se modifica conforme las personas van envejeciendo. Además, los cambios hormonales derivados de esta etapa provocan el debilitamiento de los folículos, haciendo que el pelo se vuelva más fino, quebradizo y seco. Además, al igual que ocurre con los tejidos o la piel, que se regeneran más lentamente, con nuestro cabello pasa lo mismo, lo que hace que disminuya la capacidad para reemplazar el pelo que se pierde”,explica el Dr. Alberto Sánchez, de la clínica Hospital Capilar.
Así, a medida que el tiempo transcurre, se produce una menor producción de colágeno y una renovación celular más lenta, que puede originar, en consecuencia, un empobrecimiento en la cantidad y calidad de nuestro pelo, sumado a las variaciones hormonales y estructurales propias del envejecimiento natural, que dan como resultado la pérdida de tonalidad del cabello, que pasa a tener una coloración blanquecina. Este cambio se produce por la pérdida de melanina, un pigmento generado en nuestros folículos pilosos segregado por unas células llamadas melanocitos. La aparición de canas, por su parte, suele ser gradual, iniciándose en las zonas temporales, siguiendo la zona frontovertical y, por último, la zona occipital.
Además, es importante recalcar que esta pérdida de cabello o adelgazamiento sustancial del mismo afecta tanto a hombres como a mujeres, ya que, en etapas hormonales como la menopausia, se produce una pérdida de grosor del pelo y un cambio de textura en el mismo, al darse un descenso progresivo de los estrógenos y la progesterona frente a los niveles de testosterona, lo que afectará, en muchos casos, al folículo.
Cabe destacar que, aunque la alopecia en personas mayores suele presentarse en muchos casos por factores hereditarios, también contribuyen de forma directa el estrés, que libera una hormona llamada cortisol que afecta al folículo piloso e impide su correcto funcionamiento, así como dietas pobres en determinados nutrientes y minerales, la deficiencia de hierro o condiciones de salud como el hipotiroidismo, padecer enfermedades como la diabetes o determinadas infecciones, debido a agentes patógenos como hongos, bacterias y virus.
“Por otro lado, algunos medicamentos en estas edades pueden desencadenar alopecia de tipo efluvio, como los antidepresivos, los anticoagulantes o los medicamentos de quimioterapia. Algunos fármacos utilizados son el Acitretino, Danazol, Heparina, Interferón, Ramipril, Warfarina o Timolol, entre otros, aunque generalmente este efluvio es reversible tras transcurrir entre 3 y 6 meses desde la suspensión del fármaco”, detalla el especialista.
Tratamientos
Aunque el cuidado del cabello es fundamental en todas las etapas de la vida, es en la Tercera Edad donde debe hacerse más latente, al ser el momento en el que las alopecias suelen estar más avanzadas. Por esta razón, se recomienda llevar una dieta equilibrada y variada, que no tenga déficit de oligoelementos ni de nutrientes esenciales, siendo rica en vitamina A, B y C, biotina, hierro y cobre.
Por otro lado, se aconseja no abusar de tintes agresivos o permanentes, limitar el uso del secador o de herramientas de calor y utilizar productos adecuados y adaptados que no provoquen sequedad en el cuero cabelludo o picores, eccemas o enrojecimientos. “El uso de un champú con pH 5,5 que no altere el pH del cuero cabelludo, la utilización de protección sola o la eliminación de amoníacos en cosméticos, son algunos de los cuidados a tener en cuenta para tener un cuero cabelludo y un cabello sanos”, subraya el doctor.
Por último, a la hora de recomendar un tratamiento, los expertos destacan que se debe de tener en cuenta si el paciente tiene un problema metabólico, si la causa es genética o si padece una infección en la piel o en el cuero cabelludo. En estos casos, algunos fármacos recomendados son el minoxidil o los inhibidores androgenéticos, tratamientos de mesoterapia como el Plasma Rico en Plaquetas (PRP) o, incluso, una intervención de trasplante capilar.