¿Existe relación entre la dieta y la función renal? El deterioro de la función renal es un problema común entre las personas a medida que avanza su edad, el cual puede desencadenar la aparición de la enfermedad renal crónica. A menudo se acompaña de una disminución en la calidad de la vida y de una mayor mortalidad de manera prematura. También puede implicar la presencia de comorbilidades como la obesidad, la hipertensión, la diabetes o enfermedades cardiovasculares, que a su vez pueden acelerar su progreso. En los últimos años se ha incrementado el interés por la enfermedad renal crónica dado que presenta una gran repercusión a nivel mundial, afectando a 700 millones de personas.
Un equipo de especialistas de la Unidad de Nutrición de la Universidad Rovira i Virgili (URV) en Tarragona, el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) de Tarragona y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) en Madrid, España, junto con otros investigadores del estudio PREDIMED-Plus, ha evaluado la asociación entre la adherencia a dos patrones dietéticos saludables, la dieta mediterránea (evaluada a través de dos índices diferentes) y la dieta DASH, y los cambios en la función renal tras un año de seguimiento. Además, el equipo de investigación ha evaluado la asociación entre la adherencia a un patrón proteico, usando el Protein Diet Score, y la función renal. El Protein Diet Score es un índice que oscila entre los 0 y los 20 puntos, los cuales dependen de la ingesta proteica total y del ratio proteína vegetal:animal. De modo que una mayor puntuación refleja un mayor consumo total de proteínas y/o un mayor ratio proteína vegetal:animal, es decir, un mayor consumo de proteínas de origen vegetal frente a la proteína de origen animal.
Tras analizar los datos de 5.675 participantes, únicamente un cambio hacia una mayor adherencia a la dieta mediterránea, evaluada a través de un cuestionario de 17 preguntas, se asoció con un menor deterioro de la función renal basada en la tasa de filtración glomerular. Además, tras un año de seguimiento a las personas con una mayor adherencia a este patrón dietético se observó una reducción del 38% del riesgo de que se produjese un declive mayor o igual al 10% en la tasa de filtración glomerular. Por otro lado, un cambio hacia una mayor adherencia a un patrón proteico se asoció con un empeoramiento de la tasa de filtración glomerular.
En este mismo trabajo, también se exploró la asociación entre cada uno de los diferentes ítems o preguntas que conforman el cuestionario “17-items energy-reduced Mediterranean Diet”. Los resultados obtenidos mostraron que el consumo de verduras, legumbres, vino, así como la tradicional salsa mediterránea de tomate y aceite de oliva (sofrito) se asocia a una mejor función renal. Los autores, basándose en la evidencia científica previa, sugieren que estos alimentos son ricos en nutrientes beneficiosos como la fibra, los antioxidantes y algunos compuestos antiinflamatorios, los cuales podrían desempeñar un papel protector sobre el riñón reduciendo la inflamación sistémica, mejorando la función endotelial, el perfil lipídico, la resistencia a la insulina, preservando la presión arterial y modulando el índice y la carga glucémica, todos ellos, factores de riesgo reconocidos de disfunción renal.
El estudio se titula “Prospective associations between a priori dietary patterns adherence and kidney function in an elderly Mediterranean population at high cardiovascular risk”, y se ha publicado en la revista académica European Journal of Nutrition. (Fuente: URV).