Hoy día ya se ha hecho posible la medicina estética sin dolor. Como indica el Dr. Leo Cerrud, médico estético, la mayoría de los pacientes que se acercan por primera vez a una consulta de medicina estética vienen con dos miedos. Por un lado al dolor, lo cual es lógico porque hablamos de agujas (en el rostro) y por el otro, al resultado, porque estamos hartos de ver personas deformadas.
La primera de estas preocupaciones forma parte del ser humano y depende en gran parte del famoso umbral del dolor, que puede variar en cada persona. Por mi parte, y dentro de la tendencia que marca el sector, he desarrollado una serie de técnicas para minimizar al máximo esa sensación. No tienen sentido las manidas frases de para presumir hay que sufrir o para ser bella hay que ver las estrellas, y puntualiza esto, al mismo tiempo que el hecho de que no existe la medicina indolora. Existe la soportable, la que cambia el término dolor por molestia.
Herramientas anti dolor
– Agujas ultra finas. Utilizo siempre las agujas de menor calibre posible. He encontrado unas especiales para neuromodulación (con el fin de suavizar arrugas) que prácticamente tienen el mismo calibre que un pelo, lo que las convierte en casi imperceptibles.
– Anestesia 360º. Puede ser tópica, local o incluida en el producto de infiltración. La anestesia forma parte de la mayoría de los tratamientos médico estéticos. Si hablamos de la tópica, contamos hoy en día con cremas súper potentes.
– Frío local. Actualmente existe un dispositivo que, previamente introducido en el congelador y al apoyarlo 5 segundos en el punto de infiltración justo antes de introducir la aguja, logra desaparecer prácticamente la sensación dolorosa.
– Barrita vibradora. Se trata de un gadget con vibración del tamaño de un rotulador que se aplica en cualquier área del rostro al mismo tiempo que se realiza la infiltración. Esto funciona porque, supuestament,e el cerebro no puede prestar atención a dos sensaciones a la vez.
– A todo ello hay que añadir la delicadeza del profesional, junto con la destreza y la sensibilidad.
– Ejercicios de respiración. Hay estudios que demuestran que al enfocar la atención en la respiración y realizarla de forma profunda se contribuye a activar el sistema nervioso parasimpático, induciendo a la relajación.
Tripanofobia. Fobia a las agujas. Una cosa es el temor lógico al dolor, que es perfectamente normal, y otra es la fobia propiamente dicha a los pinchazos o a la sangre. Esto es una condición en sí misma, lo que se conoce como reacción vasovagal: se debe a una estimulación demasiado fuerte del nervio vagal y su función es ralentizar la actividad cardíaca cuando esta se excita. Puede producir mareos o incluso desmayos, y es relevante que si una persona lo sufre y lo sabe se lo advierta al profesional.