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Las circunstancias culturales, sociales y económicas son decisivas para una salud con perspectiva

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“Los determinantes sanitarios en el contexto de la salud con perspectiva son decisivos ya que, si bien las mujeres y los hombres somos diferentes biológicamente, además, tenemos diferentes circunstancias sociales, culturales y económicas y, por lo tanto, riesgos de enfermar diferentes”, indicó la Prof.ª María Trinidad Herrero Ezquerro, catedrática de Anatomía y Embriología de la Universidad de Murcia y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina.

Porque, aunque hombres y mujeres pueden padecer las mismas enfermedades -cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas o diabetes, entre otras- los determinantes biológicos, sanitarios y sociales hacen que algunas patologías tengan diferente sintomatología, pronóstico y respuesta a los tratamientos entre ellos y ellas. Así lo explicaron los expertos reunidos por la empresa Organon con motivo del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre estas particularidades, así como dar a conocer las claves para impulsar una atención sanitaria con perspectiva de género.

“El principal determinante biológico es el genético, que imprime las diferencias por sexo”, aseguró el Dr. Héctor Bueno, cardiólogo, coordinador del Área de Investigación Cardiovascular del Hospital 12 de Octubre e investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC): “Desde el punto de vista cardiovascular, por ejemplo, los estrógenos, que predominan entre la adolescencia y la menopausia, son fundamentales en la mujer”.

Otro aspecto biológico esencial es el menor tamaño corporal de las mujeres que, entre otros, afecta a las dimensiones de órganos y arterias. Asimismo, el metabolismo, la masa y la composición del organismo es distinto. “Las mujeres tienen una proporción de grasa mayor que los hombres, lo que afecta a la acumulación o eliminación de algunos fármacos”, indicó este experto. Estos aspectos influyen también en la diferencia en la respuesta a agentes externos; así, las mujeres son más vulnerables a tóxicos como el tabaco o el alcohol.

“Tradicionalmente, en las historias clínicas se han recogido factores de riesgo cardiovasculares como colesterol alto, hipertensión, tabaco, diabetes… Sin embargo, hay factores de riesgo específicos de las mujeres que no se preguntan pese a que también tienen una gran relevancia en la historia natural de la enfermedad cardiovascular: menopausia (natural o quirúrgica), uso de anticonceptivos, factores relacionados con el embarazo (diabetes gestacional o preeclampsia), enfermedades autoinmunes…”, argumentó el Dr. Bueno.

Un cambio de perspectiva social

Los determinantes sociales, que dependen de las normas sociales y culturales, también influyen en la salud de las mujeres por razón de su género. En este sentido, el Prof. José María Bleda, sociólogo experto en determinantes sociales de la salud y profesor de Sociología en la Universidad de Castilla-La Mancha, enumeró “los ingresos económicos, el nivel de educación, el lugar donde viven, la ocupación profesional o los múltiples papeles sociales que desempeñan”.

“Por ejemplo, los cuidados de la familia (niños, mayores, pareja) suelen recaer en ellas. Es un problema de género, estructural. Tener que compaginar estos cuidados con su trabajo fuera del hogar implica un conflicto de roles, que generalmente desemboca en problemas de salud mental, debido a factores tales como: estrés, ansiedad, depresión o trastornos de conducta alimentaria. Afortunadamente -añadió- cada día hay una mayor conciencia de la relación directa de la salud y enfermedad de las mujeres con estos factores sociales”.