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Todo sobre toxina botulínica y ácido hialurónico

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La Dra. Gema Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial, explica como borrar arrugas, corregir la flacidez y lucir una piel más joven en el rostro utilizando la toxina botulínica y ácido hialurónico como aliados perfectos, ya que estos dos productos son de los más utilizados en medicina estética facial. Toxina botulínica y ácido hialurónico, todo lo que se necesita saber:

Toxina botulínica para el tercio superior del rostro

La toxina tiene la capacidad de relajar las fibras musculares, permitiendo así controlar la excesiva contracción de los músculos que producen las arrugas en la gesticulación. Se aplica sobre los músculos faciales cuya acción deseamos disminuir.

En qué consiste: su aplicación es sencilla y apenas dolorosa, porque se usan agujas de pequeño tamaño, lo que no suele provoca hematomas, solo una leve inflamación en el punto de inyección que desaparece en unos minutos. El paciente puede continuar con su vida habitual.

Dónde se puede aplicar: frente, entrecejo y patas de gallo.

Resultados: piel mucho más lisa, relajada y libre de arrugas, sobre todo en movimiento. Los resultados se aprecian desde la primera semana, pero pasados 10-15 es cuando se ven mejor.

Cuándo hacerlo: unos 15 días antes. Hay que evitar tomar el sol el día que te hagas el tratamiento. Después, salvo que hayan salido hematomas, se puede tomar el sol con protección. Si hay hematomas, hay que evitar tomarlo o cubrirlos completamente.

Cuánto dura: entre 4 y 8 meses, dependiendo de cada paciente.

Ácido hialurónico para tratar arrugas y flacidez

El ácido hialurónico es el relleno estrella para el rejuvenecimiento facial. Es un producto natural, que está presente en nuestro organismo y que se tolera muy bien. Hidrata profundamente, porque llega a las capas más profundas, actuando como un auténtico ‘andamio’ y promoviendo la producción de colágeno. Sirve para tratar las arrugas de todo el rostro, para reponer volúmenes perdidos y tensar los tejidos.

En qué consiste: el ácido hialurónico se inyecta usando agujas de pequeño calibre o cánulas finas a nivel subcutáneo o en el interior de la grasa facial. Se utiliza anestesia tópica para que sean menos dolorosas. El paciente puede continuar con su vida habitual.

Dónde se puede aplicar: cejas, pómulos, mentón, mandíbula, labios, ojeras, surco nasogeniano, pliegue de amargura, cuello, arrugas del entrecejo, de la frente y patas de gallo.

Resultados: el ácido hialurónico induce una regeneración de la piel en profundidad, además del efecto de corrección e hidratación, borrando las arrugas y tensando la piel para que se vea más firme y elástica.

Cuándo hacértelo: unos 20 días antes, así nos aseguramos que si sale algún hematoma este ya ha desaparecido, y para tener el efecto flash más reciente. Hay que evitar tomar el sol durante los 3-4 días después del tratamiento. A partir del 4º día, recomendamos exposiciones intermitentes, con protección muy alta, y evitando que suba la temperatura de la piel.

Cuánto dura: hasta 2 años. Aunque el producto se haya reabsorbido, el efecto de corrección perdura más tiempo, debido a la regeneración del colágeno y del propio ácido hialurónico en la piel. La duración depende de la zona tratada y de la densidad del producto utilizado. Cuánto más denso sea el ácido hialurónico y si está orientado a recuperar volúmenes, más dura.