Los participantes en el ensayo clínico “Galiat”, que medía el impacto de la Dieta Atlántica propia de Galicia, experimentaron una mejora en su salud metabólica con reducción de grasa y colesterol. La Dra. María del Mar Calvo, investigadora principal del Grupo Clínico de los proyectos Galiat 6+7 y miembro del Comité de Comunicación de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML), sociedad que considera el trabajo como de interés al haber sido liderado por profesionales del laboratorio clínico, indica que el trabajo se llevó a la práctica, entre noviembre de 2013 y junio de 2016, en la localidad pontevedresa de A Estrada, población de cerca de 22.000 habitantes a pocos kilómetros del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, donde trabaja desde hace 10 años como especialista en análisis clínicos.
Galiat fue un ensayo clínico diseñado para evaluar los efectos sobre la salud metabólica y la adiposidad de una intervención nutricional basada en la llamada Dieta Atlántica. “O sea, nuestra dieta gallega, con productos de la tierra, asequibles, adaptados a nuestra cultura gastronómica, de cercanía”, explica la doctora, quien detalla que junto con el estudio científico, hubo también una intervención sociológica. “Implicamos a toda la sociedad de A Estrada. A las familias, por supuesto, pero también a las autoridades políticas, a los sanitarios de Atención Primaria, a los comerciantes, a los restauradores, a los transportistas, a los docentes, a los empresarios, etc. y, en cierto modo, todos ellos se convirtieron en científicos voluntarios”, explica la Dra. Calvo, a quien le gusta referirse a Galiat “como una experiencia de ciencia participativa”.
Más de 80 profesionales del centro de salud actuaron como investigadores colaboradores. El ensayo clínico involucró a 250 familias (720 personas, entre niños y adultos) que se dividieron aleatoriamente en dos grupos, uno de intervención (127 familias) y otro de control (123 familias). Durante 6 meses, las 127 familias del grupo de intervención participaron en un programa formado por cuatro sesiones individuales de educación nutricional y gastronómica, y se les entregó material de apoyo y alimentos característicos de la dieta tradicional gallega. Las 123 familias restantes actuaron como grupo control. Tras 6 meses de trabajo de campo con cada familia se observaron reducciones estadísticamente significativas en los niveles medios de colesterol y de colesterol LDL, así como en el peso corporal, porcentaje de masa grasa corporal e índice cintura/cadera.
Según la Dra. Calvo, estos niveles de reducción tienen importancia clínica a nivel individual, pero sobre todo a nivel poblacional y de salud pública. “Yo creo que ayudó a este éxito la filosofía del proyecto, que conjuga el espíritu científico con un aliento cultural que arraiga muy bien en la gente. Todo el mundo se siente orgulloso de su tierra y sus productos. Nuestros paladares se educan en los sabores de nuestra infancia”, añade la especialista, quien opina que el proyecto se podría exportar a cualquier lugar del mundo, adaptándolo a la gastronomía de la zona.