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Las uñas, tan importantes como los labios

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Las manos son una parte muy importante de nuestra anatomía porque son un reflejo inmediato de nuestra personalidad. En los últimos años, estamos asistiendo a una “explosión de la manicura” y el empoderamiento de las uñas que se ha convertido en una forma de afirmación personal y que va más allá de ser una moda pasajera, porque como indica Míriam Domènech, biotecnóloga y responsable de la marca farmacéutica Unglax, hoy es una tendencia que ha llegado para quedarse.

Sin embargo, los dermatólogos nos han venido alertando de esta revolución y de algunos de sus efectos secundarios a los que se debe poner atención, ya que existen unas causas del deterioro en las uñas, que no se tienen que olvidar: los años, los cambios bruscos o frecuentes de temperatura, el uso continuado del agua o la utilización de geles hidroalcohólicos, especialmente a partir del inicio de la pandemia reciente. Además del crecimiento exponencial de centros de manicura y el peso que van ganando éstas en el look del día a día, todos ellos son, sin duda, factores que provocan unas de las consecuencias más dañinas por recurrentes y/o agresivas.

El cuidado con tratamientos específicos, ayudan no solo a mantener las uñas bonitas, sino además protegidas, sanas e hidratadas, para que se pueda lucir una manicura perfecta, porque cuando se cuidan las manos y se tienen en cuenta su belleza, es necesario prestar atención a las uñas como complemento de nuestra persona.

Factores en contra y agresiones:

– El paso de los años.

– El contacto reiterado con agua o disolventes.

Esmaltes agresivos o de mala calidad.

– Otras agresiones externas como microorganismos pueden dañar su salud dejándolas débiles, estriadas, amarillentas, quebradizas, blandas y descamadas.

Uñas frágiles y quebradizas, más frecuente en las mujeres por la anemia que puede provocar la regla o periodo menstrual, embarazos, partos, en personas deshidratadas…

Alteraciones de la pigmentación o del color, con manchas o hemorragias, unas más blancas o con puntos blancos, uñas amarillas frecuentes en patologías como soriasis y con hongos.

Alteraciones de su superficie, con estrías, con fisuras, con depresiones, con alteraciones de su forma que hablan de un posible déficit de hierro.