En el marco del I Jornadas de Ejercicio Físico y Salud para personas con Obesidad, se ha puesto de manifiesto la importancia del movimiento diario y el ejercicio físico para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con obesidad, ya que los adultos pasan un promedio de más de ocho horas al día sentados. Algunos informes recientes muestran que el comportamiento sedentario ha aumentado más de tres horas desde que se produjo la pandemia. Ante esta situación, se prevé una notable extensión de la epidemia de obesidad en todo el mundo, con un esperado aumento de casos que puede tener consecuencias nefastas para la salud pero que puede atajarse de forma eficaz con el seguimiento de sencillas rutinas de ejercicio físico.
Las jornadas han sido organizadas por el grupo de trabajo de ejercicio físico de la Sociedad Española de Obesidad (GTE-SEEDO), y como indica el Dr. Javier Butragueño, su coordinador, “estamos trabajando por reforzar la información crítica basada en evidencia sobre la actividad física en personas con obesidad y ayudar a las personas de todo el mundo a vivir vidas más prolongadas y Saludables”.
Conclusiones
Entre las principales conclusiones, el Doctor en Ciencias Médicas y Fisiología del ejercicio. Codirector del grupo de investigación PROFITH, Fran Ortega, destacó:
– Aunque seamos sedentarios, si aumentamos la actividad física podemos disminuir el riesgo de mortalidad.
– Los principales estudios muestran que a mayor actividad física, menor riesgo de
Enfermedad.
– Todas las intensidades de ejercicio cuentan; de hecho, la actividad ligera también muestra beneficios en la salud, y así se ha reflejado en las nuevas guías de la Organización Mundial de la Salud con el lema “Every move Count”.
– Cuando utilizamos tecnología para medir la actividad física, se observa que existe un mayor beneficio, incluso aunque se realice actividad física ligera.
– El coste que tiene para la salud ser activo o no también tiene un impacto económico enorme. Estimaciones conservadoras muestran que la inactividad física tiene un coste de 53.000 millones/año, debido a las enfermedades asociadas.
– Si conseguimos reducir la inactividad física un 10%, podríamos reducir en 500.000 las muertes al año.
– Las nuevas pautas recomiendan al menos 150 a 300 minutos de actividad aeróbica moderada a vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidades, y un promedio de 60 minutos por día para niños y adolescentes.