El ejercicio puede ayudar a prevenir el cáncer, controlar la progresión de la enfermedad, interactuar con los tratamientos antineoplásicos, y mejorar el funcionamiento físico y los resultados psicosociales de los pacientes, según concluye el artículo: “Exercise and cancer: a position statement from the Spanish Society of Medical Oncology”, el posicionamiento de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) sobre ejercicio y cáncer, que acaba de publicarse en la revista científica Clinical & Translational Oncology (CTO).
Esta revisión, en la que han participado oncólogos médicos, epidemiólogos y especialistas en Ciencias del Deporte, coordinados por el Dr. Miguel Martín, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón.
Según apunta, “los efectos beneficiosos del ejercicio se manifiestan en áreas muy diversas y sumamente frecuentes de la patología humana como son el cáncer y también las enfermedades cardiovasculares, metabólicas y osteoarticulares, con lo que el ejercicio físico regular se convierte en una intervención altamente beneficiosa”.
“En los últimos 20 años, cada vez más se ha reconocido el valor de la actividad física en la prevención, tratamiento y pronóstico del cáncer, con un aumento sustancial en la evidencia científica que demuestra los efectos positivos de la actividad física en pacientes con cáncer”, incide uno de los autores del artículo, Dr. Miguel Ángel Seguí, oncólogo médico del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell, en Barcelona.