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La importancia del microbioma de la piel

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¿Por qué es tan importante mantener el microbioma cutáneo en equilibrio y sano? Según explica la farmacéutica Belén Acero, el 50% de las células del cuerpo humano resultan ser células microbianas. En términos simples, el microbioma cutáneo son todos los microorganismos que componen el ecosistema de la piel. Sus bacterias evolucionan allí, se alimentan de ella y allí se multiplican, pero también sirven a la epidermis ayudándola a fortalecer su barrera cutánea, mantener su hidratación y combatir sus agresores externos.

Invisible a simple vista, el microbioma de la piel constituye todos los microorganismos que viven en la epidermis.  Son miles de millones de bacterias y hongos, omnipresentes en la superficie y en el interior de nuestra piel. Al contrario de lo que se podría pensar, son nuestros aliados. De hecho, estos microorganismos actúan como un escudo contra alérgenos, contaminación, irritaciones y otras sustancias nocivas para la piel. Además, también ayudan a mantener su pH. En definitiva, podríamos decir que son bacterias buenas que protegen la piel de las bacterias malas, que provocan infecciones, irritaciones o sequedad, asegura la farmacéutica.

Cada microbioma es único, de ahí que haya diferentes tipos de piel. Algunas de sus partes son comunes en todas las personas, pero otras están definidas por factores exclusivos de nosotros que se forma desde que nacemos, y evolucionan según la edad, el sexo, la dieta, el estilo de vida o el propio cuidado de la piel. Por último, también varía según las distintas zonas del cuerpo.

Causas que lo pueden alterar

Los factores ambientales como los rayos UVAUVB o la luz azul de las pantallas, la contaminación o el estrés, el cambio de pH de la piel, fruto de la edad, o el paso del tiempo, pueden alterar el equilibrio del microbioma cutáneo. Además, una rutina facial agresiva o el abuso de productos astringentes, con acción exfoliante, que irrite la piel puede ser también un factor que altere el microbioma de la piel. Algunos fármacos o una alimentación rica en grasas saturadas y azúcares también podrían provocar un desequilibrio, además del alcohol y el tabaco. Un microbioma deteriorado puede llegar a favorecer la aparición de problemas en la piel, como eccemas, rosácea, acné y otros.

Recomendaciones

– Dieta sana, equilibrada, variada y ejercicio físico con regularidad.

– Una buena rutina facial. Ácidos y retinoides en su justa medida, porque un uso excesivo puede provocar sequedad, irritación y una alteración de la barrera cutánea. Por el contrario, las ceramidas o el ácido hialurónico siempre son bienvenidos.

– Probióticos y prebióticos para equilibrar el microbioma y actúan sobre las bacterias buenas de la epidermis.