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Formación: algo más que un diploma

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Estos días no paramos de leer noticias no muy alentadoras sobre personas que declaran tener una formación que en realidad no tienen. Por desgracia, no hay nada nuevo bajo el sol, aunque parece que últimamente los casos se multiplican.

En nuestro sector, llevamos décadas a vueltas con la formación. Por suerte o por desgracia, que un médico no cuente con la formación que dice tener puede tener consecuencias mucho más graves que si se trata de un político. Al fin y al cabo, la salud e incluso la vida de los pacientes está en manos del médico, así que éste debe ser el primer interesado en contar con todos los conocimientos necesarios para llevar a buen término el tratamiento – quirúrgico o no – que le han encomendado. No se puede jugar con esto.

Por otro lado, todos sabemos la diferencia entre una formación y un diploma. Un título no garantiza nada, es necesario que la formación que le ha acompañado se haya aprovechado convenientemente, y que la experiencia posterior haya hecho que estos conocimientos no se olviden, sino que se incrementen.

Afortunadamente, en España y en la mayoría de los países de Europa, la medicina estética ya cuenta con formación universitaria reglada. Aparte de la experiencia que pueda adquirirse en seminarios comerciales y en congresos médicos, existen una serie de programas máster universitarios que garantizan que los médicos estéticos cuentan con la formación suficiente para ejercer su actividad.

A las universidades, a las sociedades médicas, a los colegios profesionales y todo el sector en general les corresponde velar porque esta formación sea completa, que los profesionales tengan el título que dicen tener y que realmente posean las competencias necesarias para desarrollar su labor. La seguridad de los pacientes es lo primero.