El Dr. Jorge Mercado, médico estético publica un artículo de opinión sobre el uso y la evolución de los ultrasonidos focalizados de alta intensidad (HIFU) en medicina estética:
Los medios de comunicación, las redes sociales, e incluso algunos de los rostros más conocidos de nuestro país, han hablado y siguen hablando del HIFU como uno de sus tratamientos más preciados. ¿Podríamos decir que se ha convertido en el hit de la medicina estética? Mi respuesta es sí. Y permítanme explicarles por qué, desde mi perspectiva como profesional en este campo.
Los motivos detrás de su popularidad son varios. En primer lugar, el HIFU es un tratamiento que ofrece una calidad de piel excepcional, sin añadir volumen, sin dejar ningún tipo de marca ni hematomas, un hecho que lo convierte en un alivio para quienes desean mejorar su apariencia sin dejar rastro, siguiendo la tendencia de la adopción de rutinas que promuevan una apariencia natural y atemporal. Tampoco requiere agujas ni pinchazos, lo que elimina un obstáculo importante para muchas personas. Además, la probabilidad de efectos adversos es mínima, un hecho que brinda tranquilidad a los pacientes.
Pero lo que le acaba de convertir en un verdadero “must have”, es su significativa evolución desde sus inicios. El HIFU era un tratamiento costoso y doloroso para los pacientes, a pesar de ofrecer buenos resultados. Las pacientes de esa época a menudo se quejaban de dolor o de no notar los resultados deseados. La razón detrás de esta percepción era que, aunque la tecnología era prometedora, las intensidades recomendadas a menudo causaban molestias. Para resolver esto, algunos centros reducían la potencia, lo que a su vez afectaba los resultados.
La nueva generación de HIFU que, cada vez más, ya podemos encontrar en los centros, ha introducido mejoras significativas al hacer que los disparos sean más pequeños y más concentrados. El tipo de aplicador de estas nuevas aparatologías permite focalizar en áreas más pequeñas y trabajar en zonas delicadas, como el contorno ocular y la zona peribucal, de manera más efectiva. También nos permite trabajar en áreas con curvaturas y formas específicas, como la mandíbula. Esto proporciona una versatilidad que nos permite personalizar cada tratamiento para cada paciente. Existe incluso algún HIFU que ha desarrollado una especie de “lápiz” que consiste en llevar al súmmum este tipo de diseño de aplicador y que es extremadamente útil para áreas hasta ahora inaccesibles y muy delicadas. Esto ha eliminado completamente el dolor y ha mejorado notablemente los resultados. En mi experiencia, no hemos tenido un solo caso en el que el paciente no haya quedado satisfecho con los resultados del tratamiento. Desde la primera sesión, se puede notar un efecto tensor leve, que continúa mejorando durante los siguientes 8 meses.
Es un tratamiento muy agradecido en cuanto al envejecimiento de la piel. Si comenzamos el tratamiento a los 30 años, una sesión al año puede ser suficiente para mantener la piel en excelente estado. Para personas de 45-50 años que no han recibido el tratamiento previamente, tal vez dos sesiones al año sean ideales. En caso de que ya se hayan empezado, los resultados se acumulan con cada sesión. Asimismo, el tratamiento se puede utilizar en facial y también en corporal, lo que amplía aún más sus posibilidades.
El futuro más inmediato de este tipo de tratamiento es incorporarlo a la rutina de cuidado de la piel de los pacientes de medicina estética. Debemos generar conciencia sobre su utilidad, ya que no implica el uso de productos químicos que puedan causar voluminización o efectos no deseados en el cuerpo. En nuestra clínica, promovemos la idea de mantener rostros frescos y naturales. Esta tecnología innovadora nos permite lograr firmeza en el rostro, estimulando la producción de colágeno y manteniendo una apariencia ligera. Estaríamos hablando de una alineación con la tendencia actual de la búsqueda de la Belleza Natural con tratamientos premium, que abogan por una belleza sutil y relajada.
No solamente las mujeres son fieles seguidoras de verse mejor, pero sin que los demás puedan notar qué se han hecho. El perfil masculino también se beneficia cada vez más de este tratamiento, dado que no son partidarios de los cambios drásticos ni notorios en su apariencia. Además, es un perfil que soporta mucho menos el dolor, por lo que esta nueva generación HIFU se adapta perfectamente a sus necesidades, especialmente en áreas como la papada, el cuello y la definición del ángulo mandibular. Creemos que, si en general tenemos un 15% de pacientes masculinos, con el HIFU indoloro este porcentaje aumenta a alrededor del 20%, y esta cifra seguirá creciendo a medida que la sociedad valora cada vez más la belleza y el cuidado personal.